En la parashá de esta semana se habla del diluvio, que es llamado en las escrituras “las aguas de Noaj”. Aparentemente no se entiende porque, después de todo, Noaj era un justo, el único en su generación. Siendo así, ¿por qué un evento tan terrible como el diluvio, que acabó con la vida de la humanidad de aquella época, se llama en nombre de Noaj? ¿Qué culpa tenía Noaj de lo que ocurría a su alrededor?

El Zohar, libro cabecera de la Cabalá, explica que el problema fue que Noaj no rezó por su generación. Por eso el diluvio es llamado en su nombre. Esto significa que, a pesar de que Noaj no era culpable y él se salvó junto a su familia (esposa, tres hijos y tres nueras), debería haber rezado por la gente de su generación y haberlos influenciado para que hagan teshuvá, retornen a Di-s. No debería haberse aislado del resto del mundo en su arca. A pesar de haber entrado en el arca por el mandato divino, sin embargo, el no haber rezado por la gente hace que el diluvio entero (y sus consecuencias catastróficas) sean llamados en su nombre.

De aquí cada persona debe saber que, aún si es un tzadik, un justo, íntegro, como era Noaj, si se aísla del resto, aún habiendo recibido un mandato divino para hacerlo, y no piensa sobre cómo ayudar al mejoramiento de los demás, es, hasta cierto punto, responsable por lo que ocurre a su alrededor o, al menos, la destrucción es llamada en su nombre.

Si esto fue así en la época de Noaj, antes de la Entrega de la Torá, cuanto más aún ahora, luego de haber sido entregada, porque en la Entrega de la Torá comenzó la idea de que cada iehudí es responsable y garante por sus prójimos, por lo que se debe pensar en los demás, para salvarlos y protegerlos del diluvio de la sociedad y ayudarlos a retornar a Di-s.

Nadie debe contentarse con salvarse a sí mismo, sino que debe bregar por el bienestar de los demás. Aún si no ve resultados de sus esfuerzos, no debe ni puede darse por vencido de difundir los valores eternos de la Torá, ya que, habiendo hecho su trabajo, el resto depende de Di-s.

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