¿Por qué casarse? Los místicos explican que la compulsión natural por casarse surge de la ambición natural del alma por reconectarse con su otra mitad. Cada cuerpo es ocupado por la mitad de un alma. Tanto el cuerpo como el alma llegan a su completitud cuando se reúnen con su otra parte.

Además, es una Mitzvá. Y una de las más importantes. Por eso, no se espera a que aparezca la persona, sino que se la sale a buscar. La obligación comienza a partir de los dieciocho años. La persona no debe preocuparse por una aparente falta de dinero, el que sostiene a toda la Creación, también proveerá para una familia más.

Obviamente se debe buscar alguien compatible con la personalidad y las necesidades emocionales particulares pero, además, siguen algunas ideas desde la perspectiva judía:

Primero que nada, un judío se casa con una judía. El casamiento es la unión de dos almas, algo posible solamente entre dos almas espiritualmente compatibles.

El casamiento es un compromiso de continuidad de la nación. Esto influencia la pareja desde el comienzo mismo, aún antes de tener hijos.

También hay ciertas restricciones técnicas sobre con quién puede casarse un Cohen, o en un caso de segundas nupcias, se debe controlar que el casamiento anterior haya tenido su fin con un Guet (Divorcio religioso).

En la tradición judía las citas no tienen el propósito de entretenimiento, sin o que se reserva exclusivamente para un hombre y una mujer con intenciones de casarse. La ley judía impide a un hombre estar a solas con una mujer, entonces, las citas ocurren en espacios públicos o semi-privados.

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