La gente imagina que ya que Di-s no es físico, debe estar en los cielos. Pero los cielos, y todas las otras cosas espirituales, son tan creaciones como la tierra.
Menos disonante, más armónico, más lúcido, pero igualmente finito.
Di-s no se encuentra según la capacidad de un lugar de contenerlo, sino por Su deseo de estar ahí. Y lo que El más desea es encontrarse en el trabajo de nuestras manos, arreglando Su mundo.
En los cielos está la luz de Di-s. En el trabajo de nuestras manos está Di-s mismo, la fuente de toda luz.