Esta semana comenzamos con un nuevo libro de la Torá, el segundo, cuyo nombre es Shmot, nombres. Si bien el nombre clásico en español de este libro es “Exodo”, sin embargo, la traducción literal de la palabra es “nombres”.

Este libro comienza con la servidumbre del pueblo judío en Egipto, pasa por la redención y Entrega de la Torá y termina con las cuestiones relacionadas al Mishkán, el santuario móvil del pueblo judío en el desierto.

Todo esto está relacionado con Shmot, nombres. Es decir, si el libro entero lleva ese nombre, significa que tiene una relación con el libro entero, no solamente con una parte o simplemente con ser la primera parashá (sección) del libro.

Para entender esto, debemos analizar qué es un nombre. Esta semana “colgaron” en Facebook un aviso que decía algo como “Tus cualidades según tu nombre”. No se dónde sacarán la información y, seguramente, le ponen cosas lindas a todos los nombres, ¿acaso van a decir algo feo de alguien? Sin embargo, la idea es real... el nombre indica la esencia de una cosa.

La Torá relata la creación y nos cuenta que el hombre fue creado por último. Entonces Di-s le llevó cada criatura y el hombre le puso un nombre a cada una. Pero no cualquier nombre. Nuestros sabios explican que cada cosa en el universo es creada y sostenida por la palabra de Di-s que se inviste dentro de esa criatura. Esa palabra de Di-s es el nombre de esa cosa. Siendo así, el nombre es lo que le da vida a cada cosa y por eso expresa su esencia.

Obviamente esto se aplica al nombre en hebreo, ya que el hebreo fue el lenguaje usado por Di-s para crear el mundo. De hecho, el hebreo es diferente a todos los otros lenguajes de la tierra en que todos los otros son de común acuerdo entre las personas, mientras que el hebreo es un lenguaje entregado por Di-s.

Con estas ideas podremos comprender la relación entre el nombre de este libro, Shmot, y los eventos que ocurren en el mismo. La vida de cada persona pasa por las variaciones que vemos en el libro de Shmot.

Al comienzo hay una servidumbre, un período de refinamiento relacionado con las dificultades de la vida, los conflictos por los cuales todos pasan. Luego hay un período de redención de esas dificultades, una superación personal, que lleva a una elevación y acercamiento a Di-s, similar a la Entrega de la Torá. Por último se llega al refinamiento total, donde la persona se vuelve un Templo para Di-s, que corresponde con la construcción del Templo en el desierto (cabe notar que el Tabernáculo se construyó en el desierto, por lo que, en nuestro ejemplo, simboliza que aún si el medio ambiente donde la persona se encuentra es desértico en términos de Torá y Mitzvot, puede aún así volverse un Templo para Di-s). El mismo proceso se repite en forma grupal, como pueblo judío, en forma individual para cada persona ¡y en forma particular para cada problema!

Este proceso de crecimiento se logra cuando la persona descubre su propio nombre, que indica a su propia esencia. En este sentido el nombre lleva a la persona a encontrarse a sí mismo, a descubrir quién es, de dónde viene y a dónde va. De esta manera, con un plan de ruta tan claro se puede pasar por este proceso en forma exitosa.

Por eso el libro se llama Shmot, porque justamente así, con el nombre, logramos pasar por este proceso y llegar, colectivamente, a la redención final, con la venida de Mashíaj rápido en nuestros días.

1 comentario en «Nombres»

  1. gracias rabino por ese hermoso y profundo conocimiento. los tres periodos que poco a poco el hombre debe escalar en su vida hasta llegar al refinamiento de llenar todo su ser con la presencia divina.

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