Imagínese un comerciante que, en lugar de salir a buscar a sus potenciales compradores (con publicidad, marketing, etc.) se sienta en su negocio esperando que alguien entre, o que lo llamen. Es claro que no tendrá el mismo éxito que quien se ocupa de atraer clientes.

Es decir, hay dos actitudes: uno puede esperar que lo llamen, o uno puede levantar el teléfono y llamar.

Este nuevo libro de la Torá que comienza esta semana se llama Vaikrá - llamó. El libro anterior termina con el mandato Divino sobre la construcción de un Mishkán - un tabernáculo para la Presencia Divina. Luego Moshe lo construye y la "Gloria de Di-s" llena el lugar. ¿Ahora? Di-s toma la iniciativa, llama a Moshe y le transmite una serie de leyes pertinentes a los sacrificios rituales.

Después de tanto movimiento, las donaciones de todo el pueblo, la participación de cientos de personas en la confección de todas las partes de este magnífico edificio, la construcción práctica en medio de los campamentos de Israel, la Gloria de Di-s manifestada en una nube llenando en espacio del Mishkán, ¿acaso Di-s tiene que llamar a Moshe para decirle algo más? Moshe y el resto del pueblo deberían haber solicitado ellos mismos instrucciones a seguir.

Quizás podríamos decir que Di-s nos está enseñando algo muy sencillo e importante: no seamos como el comerciante que inaugura un negocio y se sienta a esperar que alguien compre algo, seamos pro-activos, levantemos el teléfono y llamemos. No nos contentemos con participar, llamemos a otra persona para invitarlo a participar o, simplemente, llamemos para ver cómo están, para decir "presente" y hacerse disponible.

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