Nos acercamos a un nuevo Iom Kipur. La traducción correcta del nombre del día es Día de Expiación, y no Día del Perdón. Nuestros sabios explican que la expiación significa limpieza. Iom Kipur es el día en que nos limpiamos... ¿de qué?

Para entender esto primero debemos saber que la Torá tiene 613 preceptos, de los cuales podemos cumplir menos de la mitad por las condiciones en las que vivimos (sin Templo en Ierushaláim, sin Rey, etc.). De la mitad que si se puede cumplir, muchos preceptos son prohibitivos, como, por ejemplo, no matar. En ese caso, el precepto se cumple solamente cuando se presenta la oportunidad de transgredirlo y la persona se abstiene de hacerlo. De la otra mitad, muchos son preceptos que sólo gente específica los cumple, como, por ejemplo, las leyes de shejitá (degollado ritual) o las leyes de la escritura de un libro de la Torá, que sólo cumplen aquellas personas entrenadas especialmente para degollar animales o escribir rollos. Con lo que nos quedarían menos de cien preceptos que todas las personas, en todos los lugares, deben cumplir. Cada vez que se presenta la oportunidad de cumplirlos (ya sea haciendo algo o dejando de hacer algo) y la persona no lo hace (Di-s libre y guarde), el alma de esa persona se mancha, espiritualmente hablando.

Iom Kipur se trata de limpiar todas esas manchas. Para que esto ocurra, la persona debe hacer Teshuvá, que se traduce generalmente como arrepentimiento, pero significa, desde una perspectiva más profunda, retorno. Una volver a la esencia misma de cada uno, una esencia que está muy por encima de todas las manchas. Iom Kipur es un tiempo de reflexión e introspección, cuando la persona no tiene ocupaciones externas que lo distraigan del análisis de su propia vida. Ese retorno hacia la esencia está directamente relacionado con un retorno hacia Di-s, la Fuente de esa esencia. Por eso desde ese lugar, las manchas pueden limpiarse.

Ahora bien, la persona podría preguntarse: ¿por qué necesito limpiar esas "manchas" si ni siquiera las siento ni me molestan? De hecho, ¿quién dice que las tengo? La respuesta a este cuestionamiento es que el hecho mismo de no sentir las manchas indica que ellas están. Es como una persona que tiene colocados anteojos oscuros y se olvidó de quitárselos al entrar a algún lugar: todo se ve más oscuro. Después de un tiempo, la persona se acostumbra y ve las cosas poco claras, faltas de color, pero así es como se ve, así debe ser la realidad que todos ven. Ya ni se le ocurre que puede haber colores vívidos y destellos de luz brillante, todo es oscuro y opaco. Esa es la sensación que generan las manchas al respecto de nuestra conexión con Di-s: no Lo sentimos, no Lo percibimos, nos olvidamos de El, etc., y nos acostumbramos a esa situación, como si fuera normal... Las manchas son como los anteojos oscuros, y Iom Kipur es la oportunidad de quitarse esos anteojos y comenzar a vivir una vida más alegre, más conectada, o sea, con mayor consciencia de la presencia de Di-s en nuestras vidas.

Que sean finalmente sellados para un año bueno y dulce,

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