Enojarse por tus fallas es arrogancia, y de una forma muy auto-destructiva. Cada error se vuelve dolor, cada dolor se vuelve un doloroso castigo.
Una persona objetiva es capaz de ver sus fallas y lo que necesita modificar y decir "Esto es lo que Di-s me dio para trabajar". Acepta un clima tormentoso como parte de la travesía y, lentamente y pacientemente, guía su barco a puerto seguro.