En la sección de esta semana se cuenta sobre Itzjak, que al final de sus días se quedó ciego. Nuestros sabios se detienen en explicar el por qué de la ceguera de Itzjak, a pesar de que el versículo dice claramente (Bereshit 27:1) "Y fue cuando Itzjak envejeció, se debilitó la visión de sus ojos". Aparentemente, la Torá misma está informándonos que la causa de la ceguera de Itzjak es el envejecimiento, como es común y normal hasta hoy en día, siendo así, ¿por qué Rashi (un importante comentarista) trae tres razones para la ceguera de Itzjak? Evidentemente hay algo especial en su ceguera, diferente a la de un simple anciano. Para explicar, dos historias:

Se cuenta sobre Reb Najum Chernóbiler (1730-1798) que un viernes por la noche, ya en Shabat, entró a un cuarto y comenzó a tantear las paredes, tratando de llegar a un lugar. Le dijeron: "Pero hay una vela encendida", a lo que respondió "No veo ninguna vela encendida...". Luego del episodio se enteraron de que la vela en el cuarto había sido encendida en Shabat, transgrediendo la Torá, por lo cual Reb Najum, por lo refinado y santo de su cuerpo, no percibía la luz prohibida de aquella vela.

De la misma manera se cuenta sobre el quinto Rebe de Jabad, Rabí Shalom Dov Ber (1860-1920) que, en una oportunidad, mientras estaba diciendo un discurso jasídico, escuchó gente conversando en un cuarto adyacente y, como eso le molestaba, terminó anulando la audición del oído más cercano a ese cuarto...

Lo mismo ocurrió con Itzjak. Rashi explica, en su primer comentario, que el incienso ofrendado a la idolatría por las esposas de Eisav, el hijo de Itzjak, provocó su ceguera. ¿Acaso alguna vez alguien se quedó ciego por el humo de un incienso? Puede ser molesto, pero quedarse ciego... Una forma de entenderlo es que Itzjak anuló su visión física para no observar aquello que no era apropiado.

Ahora bien, la razón misma por la cual cada historia llega a nuestros oídos es para que derivemos algo de ella en nuestro servicio a Di-s. Nosotros no estamos en el nivel espiritual de Reb Najum Chernóbiler, el Rebe Shalom Dov Ber o Itzjak nuestro patriarca para poder tener un efecto tan profundo en el cuerpo, pero, con seguridad, encontramos a diario en la calle, en la oficina y diversos ambientes situaciones que no debemos ver y palabras que no debemos escuchar. La enseñanza más básica de la historia de Itzjak y su ceguera auto impuesta es que debemos efectivamente cerrar los ojos o mirar para otro lado cuando es lo que corresponde según la Torá. Y si alguien se preguntase ¿cómo se qué es lo que corresponde? Pues simplemente uno debe pensar: ¿Itzjak vería esto?

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