Estamos acercándonos al final del año y, consecuentemente, al comienzo del año siguiente. Es un tiempo de reflexión sobre el pasado y de toma de determinaciones a futuro, como cualquier final y comienzo de un ciclo.
Nuestros sabios explican que las secciones que leemos en la Torá en un momento determinado del año tienen una relación directa con ese espacio de tiempo. Esto está basado en la idea de que cada asunto del universo está definido por tres dimensiones: espacio, tiempo y alma. La conjunción única de estos tres ejes define un universo entero. Más específicamente hablando, la sección de la Torá leída el Shabat previo a Rosh HaShaná es el alma de este momento particular del año y eso tiene un efecto en nosotros, habitantes de este mundo material, ahora y aquí. Es claro que cada persona puede extraer diferentes enseñanzas y relaciones entre estas tres dimensiones, lo que sigue es simplemente una de una miríada de posibilidades.
Dicen los versículos (Devarím 30:1,2): "Y será cuando vengan sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que Di frente a ti [...] Y retornarás hasta Di-s tu Señor y oirás Su voz" Suena de estos versículos que la motivación del retorno de la persona hacia Di-s son la bendición y la maldición. Podemos entender por qué una maldición haría retornar a una persona: si se encontraba en un mal camino y sufrió alguna "maldición", por así decir, un mal pasar, entonces, recapacita y retorna hacia un buen camino. Pero si se encontraba en un mal camino y recibió una bendición: ¿Por qué habría de cambiar?
El Baal Shem Tov explica esto con un ejemplo. Un aldeano simple tiene un mal comportamiento hacia el rey. El rey, en lugar de aplicarle un castigo, decide acercar al aldeano a su corte, dándole todo tipo de honores y elevándolo por sobre sus otros ministros y consejeros. El aldeano, al ver cómo el rey "paga" su mal comportamiento se avergonzará, al punto tal que retornará a un buen camino de respeto y admiración por un rey tan bondadoso y misericordioso. Esto explica cómo una bendición Divina puede llevar a una persona que transita por un mal camino a retornar al buen camino.
¿Qué tiene que ver todo esto con el tiempo que vivimos? Estamos terminando un año. Como en todo negocio, debemos hacer un balance, ingresos, egresos, capitales activos, pasivos, etc. Sin embargo, en el momento del balance, solemos observar la vida literalmente como un negocio. En el negocio la vida misma del dueño está por afuera, es decir, a pesar de que su sustento dependa del negocio, su salud, la educación de sus hijos, su relación con sus amigos, pareja, etc. no dependen (al menos directamente) del negocio. El balance es solamente de lo comercial. Cuando hablamos del balance del mes de Elul, es imperativo ingresar en las cuentas todos nuestros asuntos, pensamientos, palabras y acciones, salud, sustento, educación, estudio, alegría, etc.
Sólo cuando realizamos un balance integral de nuestra existencia misma, nos damos cuenta cuánto las bendiciones de Di-s fueron inmerecidas y mal correspondidas. Es entonces que estamos listos para Rosh HaShaná. Es entonces que podemos realmente apreciar y agradecer la bondad y misericordia Divinas y pedir que nosotros y todos seamos inscriptos para un año bueno y dulce y, principalmente, un año de Redención.
"Que sean inscriptos y sellados para bien, para un año bueno y dulce".