Hasta aquí el Alter Rebe estableció que Hashem se une a Sus “Cualidades” y esa unión es algo tan profundo que no podemos entenderla. Sin embargo, dado que la Torá fue dada al ser humano para que la entienda, debemos encontrar alguna herramienta que nos permita, de alguna manera, entender esta unión, al menos en parte...
Esa herramienta es el ejemplo. La idea de un ejemplo es que, a través de él, podemos entender al menos un aspecto de otra cosa que es tan compleja que, sin el ejemplo, no tendríamos forma ni siquiera de acercarnos a ella ni de captarla.
El ejemplo no es la cosa misma que queremos entender pero, en algún aspecto, se le parece, por eso, nos permite captar un aspecto de ese asunto. Esto significa que no siempre todos los detalles de un ejemplo son exactamente iguales en el asunto que estamos tratando de entender, pero, cuando tomamos en cuenta solamente la parte que queremos comprender, podemos usar un determinado ejemplo.
Veamos un ejemplo: si queremos saber cómo es la forma de una pelota de fútbol, podemos decir que es como una pelota de básquetbol. Es un ejemplo útil a la hora de entender la forma de la pelota de fútbol, pero no nos sirve para entender su textura, ya que la de básquetbol es completamente diferente.
Un paso más en el desarrollo de esta idea es tomar en cuenta que, por ejemplo, una pelota de rugby, no tiene la misma forma que la pelota de fútbol, por lo cual no sirve como ejemplo para entender cómo es la forma de una pelota de fútbol.
Volviendo a la textura, la pelota de fútbol es lisa y la de básquetbol es rugosa. Por lo que un buen ejemplo para entender cómo es la textura de una pelota de fútbol es decir que es como un cuero de vaca alisado. Vemos que diferentes ejemplos (y aun diferentes aspectos de un ejemplo) nos ayudan a entender diferentes cuestiones de una misma cosa.
Para entender cómo es que Hashem se unifica a Sus “Cualidades”, el Alter Rebe da un ejemplo1. El ejemplo es el del rayo del sol en el interior del sol. El rayo del sol dentro del sol, está unificado absolutamente con su fuente, la luminaria del sol. Al punto tal llega esa unión que, en el interior del sol, lo único que hay es la luminaria misma, ya que la luz (el rayo del sol) está absolutamente unificada a su fuente, la luminaria.
En el capítulo 32 el Alter Rebe utilizó la misma idea, pero enfocándose en otro aspecto del ejemplo. Así como diferentes ejemplos pueden servir para describir diferentes aspectos de una misma cosa (como la pelota de básquetbol para entender la forma de una pelota de fútbol y un cuero alisado para entender la textura), diferentes aspectos de un mismo ejemplo también pueden servir para describir diferentes cuestiones de una misma cosa.
En el capítulo 3 este ejemplo nos enseña cómo la creación entera está anulada en su fuente y es totalmente insignificante frente a su fuente. Así como el rayo de sol es nada cuando está en el interior del sol, de la misma manera la creación entera es nada, ya que siempre se encuentra “dentro” de su fuente, la energía creadora de Hashem.
Pero en éste capítulo, el ejemplo nos enseña cómo Hashem se unifica con Sus “Cualidades” en el mundo de Emanación. Por eso en el capítulo 3 el Alter Rebe habla de “anulación”, mientras que en este capítulo, de “unificación”.
¿Qué diferencia hay entre anulación y unificación? Para entender esto debemos saber que en el sol encontramos dos aspectos:
1. El sol por sí mismo, cuya razón de ser es ser sol, y nada más. Un objeto llamado sol.
2. La luminaria del sol, cuya función es iluminar. El aspecto luminaria del objeto sol. En adición a la existencia misma del sol (el aspecto anterior), el mismo tiene una tarea esencial, la de iluminar. En otras palabras, es como una persona: por un lado está la persona misma, llamémosla Moshé. Por otro lado están los diferentes aspectos de Moshé: hijo, padre de sus hijos, hermano, amigo, etc. Son diferentes aspectos de una misma persona.
En el capítulo 3, el Alter Rebe habla sobre el sol, enfatizando su primer aspecto: una entidad que es tan poderosa que todo lo que tiene en su interior está anulado en él. No hay relación entre el sol y aquello que está en su interior.
En éste capítulo el Alter Rebe habla sobre el segundo aspecto del sol, la luminaria, o sea, su función de dar luz, que es independiente del hecho de ser sol.
La esencia de una luminaria es dar luz. Por eso, podemos decir que la luz que emana de la luminaria del sol está unificada a su fuente. Porque efectivamente hay una relación, y muy profunda, entre una luminaria y la luz que emana de ella. Una de las cualidades de la luz es que, para existir, debe estar unida a su fuente. Este aspecto de la luz es el que queremos señalar cuando decimos que la luminaria “emana” y “proyecta” luz. El sentido de las palabras “emana” y “proyecta” es que la luz producida está siempre unida a su fuente, la luminaria.
Esta idea podemos entenderla viendo que, cuando ponemos una pantalla opaca que impide el paso de la luz que emite, por ejemplo, una linterna, lo que ocurre es que interrumpimos el camino entre la luz y su fuente. Por eso, del otro lado de la pantalla no hay luz de la linterna. Es como si dijésemos que la luz, al separarse de su fuente (del otro lado de la pantalla), deja de existir. Porque una de las características de la luz es que su existencia depende de estar conectada a su fuente.
Sin embargo, debemos prestar atención especial a este ejemplo, ya que es muy fácil confundirse y pensar que Hashem es la luminaria y “Su asunto”, “Su función” es dar luz. Es un error pensar de esa manera. Ya que, de esa manera, estaríamos diciendo que dado que la razón de ser de Hashem es ser luminaria, así como una lámpara sirve para dar luz, de la misma manera Hashem “sirve” para crear el universo, y nada más.
En otras palabras, estaríamos diciendo que Hashem está forzado a crear el mundo, o estaríamos diciendo que lo único que Hashem sabe hacer es crear un universo (así como lo único que una lámpara “sabe” hacer es dar luz).
De ninguna manera podemos pensar algo así. Hashem es infinito, es la verdadera existencia y nosotros no somos capaces de entender “Su asunto” ni lo que Él es capaz de hacer. Por Su propia voluntad y elección decidió crear el universo y, además, involucrarse con nosotros. Pero, de ninguna manera esta creación es lo único que Hashem hace ni es capaz de hacer.
Es una increíble bondad de Hashem que Él nos permita existir en Su universo. Esta idea está directamente conectada a la introducción (Educación del niño) que el Alter Rebe escribió, donde dice que el objetivo de esta segunda parte del Tania es meditar en la unificación de Hashem para despertar amor y temor a Él en nuestros corazones. Este es un excelente asunto para meditar.
A partir de aquí, y hasta el final del libro, el Alter Rebe utiliza varias veces la idea de “proyección”, siempre haciendo referencia a esta misma idea de que una “proyección” está unificada a la fuente desde donde se proyecta.
Por estas ideas tan profundas es que los sabios de la mística judía utilizan el ejemplo de “Luz” y de “Cualidades” (sefirot) como ejemplos para dar a entender cómo Hashem se unifica con esas “Cualidades”.
Volviendo al tema, así como la luz del sol está unificada a su fuente en el interior del sol y no tiene una existencia propia ni un nombre separado de su luminaria sino que, allí, la luz esta unificada a la luminaria misma, de la misma manera las “Cualidades” de Hashem, Su Voluntad, Su Sabiduría y demás, están unificadas en su fuente a Hashem mismo.
El Alter Rebe explica en el capítulo 3 de la primera parte del Tania que existen dos tipos de “Cualidades”: las “intelectuales” y las “emocionales”. Por supuesto, Hashem no tiene ni intelecto ni emociones pero, como las cualidades del alma se proyectan de estas “Cualidades” Divinas y en el alma, efectivamente podemos identificar intelecto y emociones, decimos que las “Cualidades” Divinas también están agrupadas en esos dos grupos, simplemente usando el ejemplo del alma para entender a Hashem.
Las “Cualidades intelectuales” son Sabiduría (jojmá), Entendimiento (biná) y Comprensión (daat), mientras que las “Cualidades emocionales” son Bondad (jesed), Severidad (guevurá), Belleza (tiferet), Victoria (netzaj), Resplandor (hod), Fundamento (iesod) y Reinado (maljut).
Ahora bien, cada día de los seis días de la creación, se reveló en el mundo una de las “Cualidades emocionales” del mundo de Emanación: el primer día Bondad, el segundo Severidad y así sucesivamente. Esa revelación lleva en su interior la proyección de la Voluntad, Sabiduría, Entendimiento y Comprensión de Hashem.
En otras palabras las “Cualidades intelectuales” se invisten en las “emocionales” para dar vida al mundo entero. A su vez, cada una de esas “Cualidades” está unificada a Hashem, haciendo que la presencia de Hashem esté en todo el mundo.
El Alter Rebe explica brevemente que en el mundo de Emanación cada “Cualidad” lleva incluida a las otras “Cualidades” también.
Ahora bien: en el primer día de la creación se revela la “Cualidad” de Bondad. A pesar de que esa “Cualidad” significa bondad infinita y, si estuviese revelada tal y cual ella es, nunca se crearía un mundo material, sin embargo, al tener incluida también la “Cualidad” restrictiva de Severidad (y todas las demás), la bondad proyectada en ese primer día de la creación ya no es tan elevada como en su fuente (la energía creadora de Hashem), por lo que esa bondad “reducida”, o sea, combinada con las otras “Cualidades”, pudo crear un mundo limitado, material y concreto.
A su vez, en el segundo día de la creación se reveló la “Cualidad” de Severidad. Esa “Cualidad” representa restricción y en forma infinita, de la misma manera que la “Cualidad” de Bondad representa creación infinita.
Pero, al estar incluida con la “Cualidad” de Bondad (y todas las demás), tiene una expresión de restricción, pero en forma limitada, o sea, una restricción combinada con el dar infinito de la Bondad Divina. Esta combinación resulta en que el segundo día de la creación son separadas las aguas (un acto de restricción y severidad) y, al mismo tiempo, se revela la tierra concreta donde el hombre puede vivir para servir a Hashem (acto de bondad).
Sin embargo, sólo tiene sentido hablar de todas esas “Cualidades” desde nuestra perspectiva, desde “abajo”. Son “Cualidades” que, cada una de ellas, da lugar a creaciones diferentes y es por eso que cada día de los seis días de la creación se revela una “Cualidad” diferente: el primer día Bondad, el segundo Severidad y así sucesivamente. y, además, a través de ellas Hashem dirige el mundo, con Bondad, Justicia, etc.
Pero desde la perspectiva de Hashem, desde “arriba”, el universo entero está anulado, es insignificante frente a Él y, más aun, como ya explicó el Alter Rebe en el capítulo 9, Hashem mismo no “tiene” ninguna de estas “Cualidades”, sino que está muy por encima de que pueda decirse o no decirse algo acerca de Él.
Resumen: El ejemplo nos permite entender algún aspecto de la unión entre Hashem y Sus “Cualidades”. El rayo del sol dentro del sol. Anulación y unificación. El sol como entidad por sí misma y la función de ser luminaria del sol. Una luminaria proyecta luz y la existencia de esa luz depende de estar conectada a su fuente. Así como el rayo del sol está unificado en su fuente, de la misma manera, cada “Cualidad” está unificada a Hashem. Cada día de la creación se proyecta una “Cualidad” de Hashem. Cada “Cualidad”, a su vez, incluye al resto de las “Cualidades”.
1Este ejemplo ya fue mencionado tanto en la primera parte del Tania, en el capítulo 33, como en esta misma parte, en el capítulo 3, pero de otra manera, como explicaremos.
2Y en el capítulo 33 de la primera parte del Tania.