Hasta aquí el Alter Rebe explicó la profunda unión que hay entre Hashem y Sus “Cualidades”, al punto tal que sólo se llaman “Cualidades” desde nuestra perspectiva y no desde la perspectiva de Hashem. Ahora explicará que algo parecido ocurre con las letras mismas de las Diez frases donde la Torá dice “Dijo Hashem que sea tal cosa”1 en la creación.
Esas frases sólo se llaman “frases” desde la perspectiva de la creación misma, desde “abajo”, pero no para Hashem, desde “arriba”.
El Alter Rebe explicó en el capítulo 8 cómo las “Cualidades emocionales” se invisten en las palabras del pensamiento que, a su vez, se invisten en las palabras del habla y, por último, en la acción misma. Este proceso se llama la “revelación” de la “Cualidad emocional” que está investida en esa acción concreta.
Por ejemplo, cuando un rey manda a sus sirvientes a hacer una determinada bondad, la cualidad emocional de bondad del rey se inviste en su pensamiento, para luego investirse en las palabras con las que ordena a sus sirvientes hacer tal o cual cosa y, al fin y al cabo, esas palabras “revelan” la bondad del rey.
De la misma manera ocurre con las “Cualidades emocionales” de Hashem, la Bondad, la Severidad y demás. Cuando se “revelan” generando un efecto en este mundo material, esa “revelación” se llama “frase” y contiene una combinación específica de letras.
Por ejemplo, en el primer día de la creación, se proyecta desde la “Cualidad” de Bondad de Hashem, la fuerza que se inviste en la combinación de letras necesaria (como dice la Torá2, “Que sea la luz”) para crear la luz. Esa proyección y combinación de letras se llama “frase”.
A pesar de que esas letras y palabras no son iguales a las letras y palabras de nuestro pensamiento (como el Alter Rebe explicó en los capítulos 8 y 9), sin embargo, no dejan de ser una proyección específica de la Bondad de Hashem, una serie de letras y palabras que hacen que exista la luz y no otra cosa, como el agua.
O sea, con esas letras y palabras se creó una cosa concreta (la luz). Para la creación de otra cosa diferente (como el agua) se necesita una proyección diferente, con otras letras y palabras.
Un ejemplo para entender esta idea es cuando decimos diferentes palabras que expresan nuestra cualidad de bondad. Podemos decir “te quiero” o podemos decir “te aprecio”. Si bien son conceptos parecidos, no son lo mismo. Ambas expresiones llevan en su interior diferentes proyecciones de nuestra bondad, por eso mismo tienen letras diferentes y “crean” diferentes sentimientos en quien las escucha.
De acuerdo a esta idea el Alter Rebe dice que toda proyección de la fuerza creadora de las “Cualidades emocionales” de Hashem para crear y sostener todos los mundos se llama “letras santas”, que surgen desde la Voluntad, Sabiduría y Emociones unificadas a Hashem mismo.
El Alter Rebe explica que así como en el ser humano existen dos tipos de letras: las “Letras del pensamiento” y las “Letras de la palabra”, lo mismo ocurre con Hashem (En realidad es al revés, por cuanto que algo existe en Hashem, lo mismo ocurre en nosotros, porque fuimos creados a “imagen y semejanza de Hashem”3).
Cada una de estas “letras” Divinas crean y dan vida a diferentes “mundos”. Las “Letras del pensamiento” crean y dan vida a mundos espirituales ocultos. Así como el pensamiento en el hombre es algo “oculto”, dentro de la cabeza y no está revelado para los demás, de la misma manera, las “Letras del pensamiento” generan “mundos” ocultos.
Las “Letras de la palabra” crean y dan vida a “mundos” revelados, más específicamente a nuestro mundo material. Así como las letras del habla del hombre están “reveladas” para quien escucha, de la misma manera, las “Letras de la palabra” generan “mundos” revelados.
Sin embargo, a pesar de que comparemos las letras del hombre con las de Hashem, incluso las “Letras de la palabra” de Hashem son sumamente superiores a las letras del habla del hombre, porque vemos que con las “Letras de la palabra” Hashem crea un hombre con sabiduría, capaz de pensar y hablar, etc. mientras que nosotros podríamos hablar todo el día, pero no crearíamos nada, y menos una criatura capaz de pensar y hablar.
El Alter Rebe dice que incluso la energía usada para “soplar”4 el alma de Adam, el Primer Hombre, dentro de su cuerpo, es inferior a las “Letras de la palabra” de Hashem.
La energía del “soplido” de Hashem, también tiene la capacidad de crear y sostener a un hombre con sabiduría y cualidades, etc., y, como explica el Alter Rebe en el capítulo 2 de la primera parte del Tania, proviene de un lugar muy profundo en Hashem. Allí se explica que esta idea de soplar el alma en el interior de cada uno, muestra que el alma proviene de un lugar muy profundo en Hashem. De hecho, podemos hablar por mucho tiempo y no cansarnos, pero si intentamos soplar por un minuto, nos cansamos rápidamente. Esto pasa porque el soplar saca fuerzas desde muy adentro de nosotros.
No solamente el alma del Primer Hombre fue “soplada”, lo que indica que provenía de un lugar muy profundo en Hashem, sino que además era un alma muy elevada, que incluía también las almas de los Justos de todas las generaciones que son superiores, aún, a los ángeles. Aun así, esa energía del “soplido” de Hashem es inferior a la fuerza de las “Letras de la palabra” de Hashem.
¿Cómo pueden ser tan poderosas estas “letras”, para crear y sostener “mundos” ocultos y revelados? El Alter Rebe explica que ese poder surge del hecho de que esas “letras” no son más que una proyección de las “Cualidades emocionales” de Hashem, que, a su vez, están unificadas con Hashem mismo5.
Encontramos entonces tres niveles: 1. las “Cualidades” de Hashem, como Sabiduría, Bondad etc., 2. Las “letras” que se proyectan de esas “Cualidades” y 3. Las creaciones mismas.
Si pudiésemos estar parados en alguno de estos niveles y observar a los otros tanto para “arriba” como para “abajo”, veríamos algo muy interesante y podríamos, de alguna manera, entender “algo” de la increíble unificación de Hashem con Sus “Cualidades” y Sus letras.
Desde la perspectiva de la creación, mirando hacia “arriba”, las “letras” de Hashem no se llaman letras, ya que son increíblemente superiores (crean y dan vida) incluso al nivel de Sabiduría del mundo de Emanación: desde la perspectiva de la creación, esas letras son imposibles de captar.
Desde la perspectiva de las “Cualidades” de Hashem, unificadas a Él mismo, mirando hacia “abajo”, existen “letras” que se proyectan de ellas, unificadas a ellas, que dan vida a la creación entera. Mirando hacia “arriba”, sólo existe Hashem, como se explicó en el capítulo 6.
Desde la perspectiva de Hashem, sólo existe Él, el resto no es más que un rayo del sol dentro del sol…
Al final del capítulo el Alter Rebe explica que esas “letras” son veintidós proyecciones diferentes de la energía creadora, con las cuales son creados y sostenidos todos los mundos. ¿Por qué justamente veintidós? El Alter Rebe dice que esa es la Voluntad de Hashem…
Esas mismas veintidós proyecciones son representadas por las veintidós letras del abecedario hebreo (y la forma de cada letra indica el tipo de proyección, como explicará el Alter Rebe en el próximo capítulo) que, a su vez, son las letras que expresan el pensamiento y la palabra en el alma del hombre que se proyectan de sus cualidades emocionales y del intelecto.
Resumen: Así como Hashem se unifica con Sus “Cualidades”, lo hace también con las palabras del relato de la creación. Cada frase del relato de la creación contiene la revelación de una “Cualidad”. Cada proyección de las “Cualidades” genera una frase diferente que crea y da vida a criaturas diferentes. “Letras del pensamiento” y “Letras de la palabra”. Aún las “Letras de la palabra” de Hashem tienen un poder infinito. Veintidós proyecciones diferentes representadas por las letras del abecedario hebreo.
1En el primer capítulo del libro de Bereshit.
2Bereshit 1:3
3Bereshit 1:26
4Bereshit 2:7
5La idea de proyección se explicó en el capítulo 10.