En este capítulo el Alter Rebe explica el error que cometen aquellos que niegan que Hashem está involucrado constante y directamente en la creación. Esta explicación es importante para entender las ideas del capítulo 3.

El Alter Rebe plantea la diferencia entre dos formas de creación:

Por un lado imaginemos un orfebre trabajando sobre un trozo de plata. Cuando el orfebre lo moldea y hace una hermosa copa, aún cuando quita sus manos del material, la copa continúa reteniendo la forma que el orfebre le dio. A nadie se le ocurriría pensar que la copa volvería a su forma original cuando el orfebre quite sus manos de ella.

A este tipo de creación el Alter Rebe la llama “algo de algo”. El trozo de plata ya existía, y el orfebre lo único que hizo fue revelar en él una de las miles y miles de formas que podría tomar. Ese trozo de plata podría haber sido un tenedor, un cuchillo, un plato, etc., y el orfebre aplicó su arte y sabiduría para revelar una de esas tantas formas haciendo una copa.

La creación del artista no pasa por crear los elementos que usa para mostrar su arte, por ejemplo, un artista plástico usa acrílicos para pintar y una tela como material de base, sino que su creación pasa por combinar los elementos de manera tal que muestren un cuadro determinado, una idea, etc. En otras palabras, nadie desmerece la genialidad del artista plástico, pero, su creación es limitada a la combinación de elementos que ya existían, así revelando en esos elementos mismos una de las tantas combinaciones posibles que se podrían hacer con ellos.

Entonces, al fin y al cabo, el material ya existía y la forma que el orfebre le dio, ¡también! A esto el Alter Rebe llama creación “algo de algo”.

Por el otro lado, tenemos la creación del universo. Antes de que Hashem crease todo lo que conocemos, no existía nada de esto. Porque Hashem crea “algo de la nada”.

El error de aquellos que niegan que Hashem está involucrado constante y directamente en la creación es que piensan que la creación de Hashem es del primer tipo, “algo de algo”. Pero no es así. Hashem crea “algo de la nada”, y eso lo hace estar constante y directamente involucrado en la creación.

Para explicar por qué decimos que si la creación es en forma de “algo de la nada” entonces Hashem debe “estar constantemente involucrado”, el Alter Rebe compara este segundo tipo de creación con un evento famoso en la historia del pueblo judío: la apertura del Mar de Juncos1. Y dice que la creación del universo es más impresionante aún que ese evento. ¿Por qué?

La Torá cuenta que en la apertura del Mar de Juncos Hashem hizo soplar un viento muy fuerte que hizo que las aguas se abrieran y se quedaran paradas como dos murallas, entre las cuales el pueblo judío pasó. Aquí había, por un lado, agua y, por el otro, la naturaleza del agua, que es fluir.

En otras palabras, Hashem hizo que soplara un viento muy fuerte que anuló la naturaleza de fluir de las aguas. Todo el tiempo que el viento soplaba, las aguas estaban paradas como murallas. Cuando Hashem dejó de hacer que soplase el viento, las aguas volvieron a su estado natural, el de fluir. O sea, cuando Hashem quitó aquello que estaba anulando la naturaleza del agua (o sea, quitó el viento), las aguas retornaron a su curso normal: volvieron a fluir.

En base a esta idea, pensemos: si para anular la naturaleza (de fluir) de una criatura ya existente (como el agua) fue necesario que el viento sople en forma constante, cuánto más aún se necesita aplicar la fuerza creadora en forma constante para hacer que la nada se vuelva algo. En el caso de la nada, no sólo no hay naturaleza que deba ser cambiada, sino que tampoco hay objeto que tenga naturaleza ¡No hay nada! Con seguridad, la fuerza creadora debe estar constantemente actuando para que ese “algo” creado no vuelva a ser “nada” tal y cual era antes de ser creado.

Entonces, la creación “algo de la nada” implica que Hashem esté “constantemente involucrado” en esa creación para que ella no retorne a ser “nada”, como lo era antes de ser “algo”.

El Alter Rebe termina el capítulo explicando que la fuerza creadora de Hashem, que constantemente está creando el universo entero, está contenida en las letras de las Diez frases donde la Torá dice “Dijo Hashem que sea tal cosa”2.

Pero: ¿Por qué la Torá dice que Hashem crea todo con el habla si Él no tiene boca? La idea del habla es la revelación de lo que estaba oculto en el pensamiento. En general, antes de decir algo, primero lo pensamos. Entonces, cuando hablamos, revelamos aquello que ya teníamos pensado.

Para explicar cómo la palabra de Hashem crea y da vida al mundo entero, el Alter Rebe compara la forma en que un profeta recibía una profecía de Hashem, con la forma en que las letras de la palabra de Hashem se invisten en la creación para darle vida.

Los profetas captaban en sus intelectos, pensamientos y palabras, las ideas que Hashem les quería transmitir en su visión profética. Llamemos a estas ideas “las palabras de Hashem al profeta”3. Entonces, así como las palabras de Hashem se investían en el cerebro del profeta, de la misma manera Sus palabras se invisten en la creación entera para crearla y darle vida.

Sólo que en el caso de los profetas las palabras de Hashem no bajaban tanto de nivel, sino que quedaban dentro del mundo del pensamiento y la palabra del profeta, pero en la creación, la palabra de Hashem baja, a través de muchísimas contracciones, para crear y dar vida al mundo material.

Resumen: creación “algo de algo” y “algo de la nada”. La creación “algo de la nada” implica que Hashem está constantemente involucrado en la creación. Ejemplo de la apertura del Mar de Juncos. Hashem crea con el habla. La idea del habla es que revela lo que está oculto. Las palabras de Hashem en la creación son similares a las palabras de la profecía.

1Shmot 14:1 y ss.

2En el primer capítulo del libro de Bereshit, en la Torá.

3Ver Shmuel II, 23:2

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