El Alter Rebe terminó el capítulo anterior con una pregunta: cuando un rayo del sol está dentro del sol, está totalmente anulado en el sol ¿Qué diferencia hay con el universo que, aún estando “dentro” de su fuente (la fuerza creadora de Hashem), no se anula?
Para responder a esta pregunta, el Alter Rebe continúa desarrollando el ejemplo del sol. El sol tiene una cobertura1 que restringe su energía de manera que las criaturas puedan soportar la luz que emite. De la misma manera, hay dos nombres de Hashem que funcionan en forma de sol y su cobertura: Havaie y Elokím.
Hashem tiene muchos nombres. Cada uno de Sus nombres santos expresa una “Cualidad” Suya, es como si dijésemos de una persona que es sabia y hábil. El nombre “sabio” expresa la capacidad mental de esa persona, y el nombre “hábil” expresa su destreza física y así sucesivamente. De la misma manera, cada uno de los nombres de Hashem expresa una de Sus “Cualidades”, como es explicado en la mística judía.
El nombre Havaie está compuesto de cuatro letras, una Iud (י), una Hei (ה), una Vav (ו) y otra Hei (ה). Se lo conoce como el Tetragrámaton o el Nombre esencial de Hashem y expresa Su atributo de crear, o sea, la fuente de la energía vital constante en todas las cosas, que crea y da vida a todo, de la nada absoluta a la existencia. El nombre Elokím expresa Su atributo de restricción y ocultamiento de esa energía vital de manera que la criatura no perciba esa fuerza que le da vida.
Ahora bien, cuando hablamos de las cualidades de Hashem durante el rezo, decimos que Hashem es “Grande y Poderoso”2, entre otras alabanzas. ¿Qué representan estas dos palabras?
La Grandeza o Bondad de Hashem (jesed) es Su capacidad de ser bondadoso, o sea, de crear un universo enorme de la nada absoluta y darle vida en forma constante. Esta Bondad de Hashem es exclusiva de Él, o sea, no hay ninguna criatura que pueda crear algo de la nada. Y esa Bondad tampoco es algo que una criatura pueda entender. No es algo racional decir que existe una creación del tipo “algo de la nada”.
El Poder de Hashem (guevurá) es Su capacidad de contraer (tzimtzum) y restringir la energía creadora de manera que las criaturas no la perciban. Esta restricción es lo que genera que nos sintamos separados e independientes de Hashem.
Más aún, nuestros sabios dicen3 que “Hashem y Sus 'Cualidades' están totalmente unificados”. O sea que, así como no podemos entender a Hashem, tampoco podemos entender Sus cualidades. Vemos claramente, entonces, que no podemos entender ni la Grandeza de Hashem ni Su Poder.
Volviendo al ejemplo del sol y su rayo, así como el rayo del sol se encuentra dentro del sol y está totalmente anulado en el sol, de la misma manera, nosotros nos encontramos “dentro” de nuestra fuente, que es la energía vital de Hashem, y deberíamos estar totalmente anulados en Él. Sin embargo, la “Cualidad” de Poder de Hashem, la capacidad de contraer y ocultar Su energía vital en la creación, nos hace percibirnos como separados.
Luego de haber explicado estos dos nombres de Hashem, el Alter Rebe aclara que así como es imposible para el intelecto humano entender esta “Cualidad” Divina de contraer y ocultar, de la misma manera es imposible entender la “Cualidad” de crear “algo de la nada” de Hashem. Ambas superan la capacidad humana de comprensión.
Hasta aquí el Alter Rebe respondió la pregunta con la que terminó el capítulo anterior. Hay dos cualidades: la Bondad y el Poder de Hashem. La Bondad crea y da vida, el Poder restringe y oculta esa energía vital para que la criatura no la perciba y no se anule en su propia fuente.
A partir de este punto, el Alter Rebe comienza un paréntesis en el texto original que dura ¡ni más ni menos que hasta el final del capítulo siguiente! En este paréntesis el Alter Rebe explica varios detalles a partir de los cuales comprenderemos la unicidad de Hashem que recién se explicó, en una forma más profunda. Pero es tan complejo que requiere de mucha explicación.
El Alter Rebe explica que llamamos al efecto de la contracción (tzimtzum) “Recipientes” (kelim), mientras que la energía vital se llama “Luz” (or). Este ejemplo de los “Recipientes” nos ayudará a entender dos detalles sobre los recipientes: 1. Son independientes de lo que hay en su interior, 2. Ocultan aquello que está en su interior. De la misma manera ocurre con los “Recipientes”: 1. Son independientes de la “Luz infinita” de Hashem que está en su interior, 2. La contienen y la ocultan.
¡Presta atención! Nunca hay que pensar que en los mundos espirituales hay recipientes que reciben luz, sino que esto no es más que un ejemplo para que podamos entender algo sobre la creación de Hashem…
En el capítulo 1 el Alter Rebe explicó que la energía que crea y da vida al universo consiste en las letras del relato de la creación en la Torá. Aquí el Alter Rebe explica con mayor detalle y dice que esas letras surgen a partir de que la “Luz infinita” se inviste en los “Recipientes”.
Para entender cómo surgen esas letras, podemos decir que es como un rayo de luz, que no tiene colores. Cuando ese rayo pasa a través de vidrios de diferentes colores (rojo, azul, etc.), se ve luz del color del vidrio: quien está tras el vidrio rojo, ve una luz roja, quien está tras el vidrio azul, ve una luz azul. Pero la luz propiamente dicha no tiene esos colores ni adquiere esos colores al pasar por el vidrio, sólo quien observa la luz tras esos vidrios, ve luz colorida.
De la misma manera ocurre con las letras de la creación: la “Luz infinita” de Hashem pasa a través de los “Recipientes” que, al contraer y ocultar esa “Luz infinita”, revelan letras creadoras, pero esas letras sólo existen para “el observador”, o sea, las criaturas creadas. Para la fuente de “Luz”, que es Hashem, no hay letras ni creación, sólo “Luz” simple, sin “colores”. O sea, las letras “surgen” desde la perspectiva de la creación, a través de que la “Luz” pasa por los “Recipientes”. Pero, desde la perspectiva de Hashem, nada cambia, la “Luz” sigue siendo la misma antes y después de pasar por los “Recipientes”.
¡Qué complejo! Un ejemplo para entender esta idea de que desde diferentes perspectivas se puede ver una misma cosa, de otras maneras, es pensar en un maestro y un alumno. El maestro sabe mucho más que el alumno. Sin embargo, le enseña de acuerdo al nivel que el alumno es capaz de entender. Cuando el maestro le da al alumno un ejemplo para entender una idea, está “rebajando” esa idea tal y cual es en su mente, para que el alumno la entienda. Pero, el maestro es capaz de “ver” toda la complejidad de la idea y sus detalles aún en el ejemplo “rebajado” que le da al alumno. A pesar de que el alumno “ve” solamente el ejemplo y la idea “simplificada”, en ese ejemplo se encuentra la verdadera profundidad de la idea, sólo que, el maestro “ve” una cosa, y el alumno, “ve” otra.
Un punto más: el ejemplo que el maestro le da al alumno sería como un recipiente y la idea que el maestro quiere enseñar, sería la luz. El ejemplo es: 1. Independiente de la idea, porque la misma idea, se puede enseñar con diferentes ejemplos. 2. El ejemplo contiene a la idea en su interior y oculta su profundidad y complejidad, de manera que el alumno la entienda. En resumen, el ejemplo es el recipiente y la idea es la luz.
Volviendo a nuestro tema, el ejemplo de la “Luz” y los “Recipientes” nos ayudará a entender cómo, a pesar de haber un sólo Di-s, sin embargo, hay muchas letras creadoras: nosotros, los “observadores”, percibimos un mundo múltiple (muchas piedras, plantas, animales y seres humanos), creado por muchas letras y sus combinaciones e intercambios, etc. Pero para Hashem no hay multiplicidad. Él es quien “observa” del lado de la luz antes de pasar por los vidrios de colores. Vemos un mundo múltiple creado por un Di-s único.
Los “Recipientes” (el tzimtzum) son los vidrios del primer ejemplo4. Al ser creados por Hashem de manera de ser independientes de la “Luz infinita” ocultándola en su interior, generan una creación en la cual la “Luz infinita” de Hashem está oculta, o sea, una creación que se percibe a sí misma como una cosa independiente de Hashem (aunque realmente no lo es), porque no es capaz de percibir que Hashem le está dando vida constantemente con Su “Luz infinita”.
Esto es así porque la voluntad de Hashem es que así sea, que la criatura no sea capaz de percibir la “Luz infinita” en su interior para que, al percibirse como separada de Hashem, pueda elegir la opción de vincularse con Él (o no, Di-s libre y guarde). Este ocultamiento es el fundamento del libre albedrío que Hashem da al hombre.
Con esta idea (de los “Recipientes” como herramientas generando una creación que se siente independiente de Hashem) entenderemos un punto más. Nuestros sabios dicen5 que el propósito de estudiar la Torá y cumplir las Mitzvot es revelar la presencia de Hashem en la tierra. Esto se logra a través de usar las cosas mundanas para cumplir Mitzvot, como cuero de vaca para cumplir la Mitzvá de tefilín: lo que hacemos es santificar ese cuero que antes era mundano.
Sin embargo, el Alter Rebe explicó hasta aquí que, en realidad, todo el universo tiene en su interior la energía creadora y vital de Hashem: ¡no existen cosas mundanas, o sea, vacías de Hashem, todo es Divino! Aún si para nosotros está oculta la Divinidad en el mundo, la Torá, que es la verdad absoluta, sabe, por así decir, que el mundo es en realidad Divino. Pero hay una cuestión: ¡¿Cómo puede la Torá decir que tomemos un objeto “mundano” y lo hagamos “santo”, siendo que “ella sabe” que no hay nada “mundano”?!
Más aún: ¿qué significa que el propósito de la Torá y las Mitzvot es revelar a Hashem en el mundo? ¡Para la Torá Hashem ya está revelado! La respuesta es que, efectivamente, el mundo, al ser creado a través de los “Recipientes”, es una entidad que se percibe a sí misma como separada de Hashem y mundana. Por eso, la Torá, que fue dada para nosotros en este mundo material, y se expresa de la forma como nosotros somos capaces de entender, dice que debemos santificar las cosas “mundanas” a través de utilizarlas para la observancia de la Torá y las Mitzvot. Pero, en realidad, el mundo está lleno de la presencia de Hashem, de Su “Luz infinita”, el mundo entero es “santo”, no “mundano”, sólo que nosotros no lo percibimos. Nuestro trabajo consiste en revelar esa “Luz”.
Por último, el Alter Rebe se detiene en una cuestión conceptual: si decimos que la “Luz” se infinita, ¿cómo podemos decir, al mismo tiempo, que los “Recipientes” la ocultan? Algo infinito no tiene nada que lo detenga ni oculte, por eso mismo lo llamamos infinito.
Para aclarar esta cuestión, el Alter Rebe explica que la fuerza que los “Recipientes” tienen para ocultar la “Luz infinita” surge del hecho de que, tanto los “Recipientes” como la “Luz” (o sea, el Poder de Hashem y Su Bondad) surgen del mismo nivel espiritual, un nivel muy elevado conocido como “El Anciano Eterno”6 (atik iomín). En ese nivel, la Bondad de Hashem (la “Luz”) y Su Poder (los “Recipientes”) están totalmente unificados.
Un ejemplo para entender esta unificación es la idea de estirar el brazo para tomar un objeto. Al estirar el brazo ocurren dos cosas al mismo tiempo: 1. Extendemos el brazo hacia el objeto, 2. Limitamos la extensión del brazo de manera que no nos pasemos más allá del objeto. O sea, por un lado extendemos el brazo, pero, por el otro, limitamos la extensión. Esa expansión y retención ocurren ambas al mismo tiempo y surgen ambas de la misma capacidad de la persona de tomar un objeto.
Similarmente podemos decir sobre la Bondad de Hashem y Su Poder: ambas son fuerzas del mismo Hashem y funcionan combinándose, en forma totalmente unificada. Pero esa unificación ocurre en el elevado nivel espiritual del “El Anciano Eterno”. Por eso los “Recipientes” pueden restringir a la “Luz infinita”.
Resumen: La Bondad y el Poder de Hashem, los nombres Havaie y Elokím, expresan Su capacidad de crear infinitamente y restringir infinitamente. La “Cualidad” de Poder de Hashem genera la sensación de un mundo separado de Él. Ambas “Cualidades” son incomprensibles para nosotros. “Luz infinita” y “Recipientes”, fuentes de las letras de la creación. El objetivo de la Torá y las Mitzvot es revelar la presencia de Hashem en la tierra.
1Ver Tehilim 84:12
2Liturgia de la Amidá, ver Talmud Iomá 69b
3Introducción al Tikunéi Zohar, 3b
4El ejemplo de la luz pasando a través de recipientes de diferentes colores, donde la luz misma no es modificada, solamente se ve, para el observador, como luz de tal o cual color.
5Midrash Tanjumá Nasó, 16
6Daniel, 7:9. Nuestros sabios utilizan expresiones de diferentes versículos a lo largo de la Torá para hacer referencia a niveles espirituales. Hashem no es un anciano ni tiene pelo blanco, simplemente es la forma en la que Daniel expresó su visión profética, haciendo referencia a niveles espirituales muy elevados. Los maestros de la mística judía explican cada uno de los detalles de esta visión.