En el capítulo anterior el Alter Rebe explicó dos caminos para amar a Hashem, el “Amor vital” y el amor tal como lo siente un hijo que ama a su padre. Un camino une dos ciudades. Hay caminos que dan vueltas, suben y bajan por los montes, etc., y hay caminos rectos. Los niveles de amor a Hashem que el Alter Rebe explicó en el capítulo anterior son caminos con vueltas porque, a pesar de ser naturales en el alma de todo judío porque son una herencia de nuestros patriarcas, necesitan una ayuda de Hashem para revelarlos en el corazón.

En este capítulo el Alter Rebe explica un camino recto para llegar a amar a Hashem: el camino de la compasión. Este camino nos ayudará a cumplir las Mitzvot y estudiar la Torá por amor a Hashem (lishmá).

¿Qué es la compasión? Compasión es un sentimiento de pena y ternura por alguien que está pasando por un mal momento. ¿Y esto qué tiene que ver con el servicio a Hashem? ¿Quién está pasando por un mal momento?

El Alter Rebe explica que hay una chispa de Hashem que está dentro de nuestro Alma Divina y le da vida. A su vez, el Alma Divina está en exilio dentro de nuestro cuerpo y Alma Animal. Imaginemos que esa chispa divina estaba en el Paraíso, disfrutando de la presencia de Hashem, y descendió a este mundo material, para ocuparse de las cosas de todos los días, y, peor aún, para ocuparse de cosas que no tienen nada que ver con el judaísmo y se fue alejando de Hashem. Es como bajar de un alto monte a un pozo muy bajo. Así bajó esa chispa Divina.

Esa chispa Divina es la que está pasando por un mal momento. Debemos despertar en nuestro corazón una enorme compasión por ella. Es como tener compasión por Hashem mismo, que está como encerrado en este mundo.

El Alter Rebe explica este concepto con el ejemplo de Iaacov y Rajel1. Porque lo que la Torá cuenta sobre nuestros patriarcas no sólo son historias, sino que también tienen un significado espiritual. Cuando Iaacov se encontró con Rajel, lloró y luego la besó. Iaacov representa la compasión, y Rajel representa el Alma Divina.

Despertar compasión por nuestro alma es como Iaacov llorando por Rajel. Esa compasión se vuelve la motivación para pensar en Hashem, estudiar Torá y cumplir Mitzvot. Eso representa a Iaacov besando a Rajel. En otras palabras, el beso de Iaacov a Rajel simboliza al alma que se une a Hashem a través de Torá y Mitzvot. La compasión por el alma nos lleva a unirnos con Hashem y eso permite que se revele el “Amor profundo” en nuestro corazón.

Y ese es el camino recto. Es directo y no necesita de la ayuda de Hashem para transitarlo, sólo es cuestión de despertar esa compasión simplemente.

1Bereshit 29:10-11

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