Al comienzo del capítulo 1, el Alter Rebe dijo que hay dos tipos de unicidad de Hashem1: la “Unicidad Superior” (ijuda ilaá) y la “Unicidad Inferior” (ijuda tataá). O sea, la cuestión de la unicidad de Hashem no significa que hay un sólo Di-s y no dos o más, sino que, en realidad, sólo existe Hashem, y nada más. Los dos niveles de unicidad de Hashem significan la forma en que las criaturas perciben el hecho de que solamente existe Hashem: si lo perciben en forma “Superior” o en forma “Inferior”.

Estos dos niveles de unicidad los mencionamos todos los días en el rezo: el versículo2 “Escucha Israel, Di-s nuestro Señor, Di-s es Uno” (Shema Israel Hashem Elokeinu Hashem ejad) representa la “Unicidad Superior”, mientras que la frase “Bendito sea el nombre de la gloria de Su reino por siempre”3 representa la “Unicidad Inferior”.

El Alter Rebe comienza explicando la “Unicidad Inferior”. Y para entenderla, debemos saber que la razón por la cual Hashem crea el universo entero es para revelar Su reinado por sobre nosotros.

Para ser rey, debe haber un pueblo separado del rey por sobre quien éste pueda gobernar. Porque aún si el rey tuviese muchos hijos, no podría reinar sobre ellos. Justamente cuando hay un pueblo separado del rey, formado por individuos que le son extraños (ni sus hijos, ni ministros cercanos, etc.) es que éste puede ejercer su capacidad de reinar sobre ellos.

Por esta misma razón, Hashem nos oculta Su presencia a través de contracciones de manera de generar un mundo que se sienta a sí mismo separado de Él. Para que Hashem pueda ser Rey sobre ese mundo.

La “Cualidad” Divina que expresa a Hashem como Rey se llama, justamente Reinado (maljut) del mundo de Emanación. El nombre de Hashem que expresa esta “Cualidad” se llama Adnai. Este nombre significa “Mi Señor”, expresando a Hashem como “Señor sobre toda la tierra” y es el nombre que se utiliza durante el rezo para referirse a Hashem.

Esta “Cualidad” y este nombre son los encargados de crear y vitalizar el mundo tal y cual lo conocemos, un mundo material donde la presencia de Hashem está oculta, como fue explicado en los capítulos anteriores.

Si esta “Cualidad” se retirase de su actividad creadora y vitalizadora constante, el mundo dejaría de existir como lo conocemos (pero seguiría existiendo en su fuente, en Hashem, como explicaremos), retornando a su fuente, a Hashem mismo, anulándose por completo, como el rayo del sol dentro del sol: no se llamaría “mundo”, así como el rayo no tiene nombre dentro del sol.

¿Qué quiere decir que el mundo dejaría de existir como lo conocemos? El Alter Rebe explica en el capítulo 33 de la primera parte del Tania que, así como el rayo del sol existe fuera del sol, también existe dentro del sol, sólo que dentro del sol está anulado en el sol. Anulado no significa que no existe, sino que, como explicamos sobre el mundo de Emanación en el capítulo 6, la sensación de ese rayo de luz en el interior del sol es que lo único que importa y existe es el sol mismo: el rayo no “piensa” sobre sí mismo ni se “siente” a sí mismo4.

Un punto más: hasta aquí el Alter Rebe explicó que la “Cualidad” de Bondad de Hashem crea, mientras que la “Cualidad” de Poder oculta. En este capítulo dice que es la “Cualidad” de Reinado la encargada de generar el ocultamiento de Hashem en la creación. Entonces: ¿Quién oculta, el Poder o el Reinado?

Un ejemplo para entender la diferencia entre estos dos ocultamientos es la diferencia entre el pensamiento y la palabra. El pensamiento es algo oculto en el interior de cada uno, oculto del resto de la gente. Por el otro lado, la palabra es algo revelado para el resto de las personas.

La creación tal y cual es creada por las “Cualidades” de Bondad y Poder es como el pensamiento. Es algo existente, pero oculto, como el rayo del sol en el interior del sol. La creación como es creada por la “Cualidad” de Reinado es como la palabra. Es revelada y concreta, como el rayo del sol fuera del sol.

Por esto mismo el Alter Rebe dice que si la “Cualidad” de Reinado se retirase de su actividad creadora constante, el mundo dejaría de existir como lo conocemos (revelado y material), pero continuaría existiendo en Hashem, como el pensamiento en la mente del hombre (que existe aunque no hable) y como el rayo del sol en su interior.

Ahora bien, la idea de “mundo” significa el espacio y el tiempo. Para que puntualicemos algo, distinguiéndolo de entre las demás cosas, debemos decir: dónde está (espacio) y en qué momento (tiempo). La misma “Cualidad” de Reinado que genera la sensación de separación de Hashem, es de donde surgen el espacio y el tiempo.

La definición de espacio abarca este, oeste, norte, sur, arriba y abajo, mientras que la definición de tiempo comprende pasado, presente y futuro. Es decir, tanto el espacio como el tiempo contemplan diferentes niveles, una multiplicidad de cuestiones. El pasaje desde la creación en su forma espiritual, como el rayo del sol dentro del sol, hacia el “mundo” como nosotros lo conocemos, lo hace la “Cualidad” de Reinado.

Sin embargo, las “Cualidades” superiores al nivel de Reinado5 son tan elevadas espiritualmente que los conceptos de espacio y tiempo no tienen posibilidad de manifestarse allí. Ni siquiera tiene sentido pensar en espacio y en tiempo en esos niveles.

Ahora bien, el Alter Rebe explicará6 que Hashem se unifica con Su “Cualidad” de Reinado, con lo cual todo lo que surja de esa “Cualidad” estará totalmente anulado en Él. Al ser la “Cualidad” de Reinado la fuente espiritual del espacio y el tiempo, automáticamente, éstos dos están anulados en Hashem.

La conclusión es que Hashem, al unirse a Su “Cualidad” de Reinado, que es la fuente de la creación del mundo entero, tanto espiritual como material, se encuentra presente en este mundo físico también. El mundo es como el rayo del sol dentro del sol. Sólo que la “Cualidad” de Reinado oculta esa presencia de Hashem, justamente para que exista un mundo que se perciba separado de Él. Esto es lo que significa “Unicidad Inferior”.

El Alter Rebe explica con estas ideas un concepto de la mística judía: la integración de los nombres de Hashem. En general podemos hablar de dos nombres, el nombre Havaie y el nombre Adnai.

Integración de los nombres significa que se intercalan las letras de ambos nombres, comenzado por la primera letra de un nombre, siguiendo por la primera letra del segundo nombre, la segunda letra del primero y así sucesivamente. De acuerdo al nombre con el cual empezó la integración, será el resultado de la misma y el nivel espiritual que represente.

La integración del nombre Adnai dentro del nombre Havaie simboliza la “Unicidad Superior”, porque la primera letra de la integración es del nombre Havaie, que simboliza un aspecto de Hashem que está más allá del tiempo y el espacio. Como fue explicado7, el nombre Havaie está compuesto de cuatro letras. Esas mismas letras pueden representarse como los tiempos verbales del pasado, presente y futuro en hebreo (haiá, hové, ihié, Fue, Es y Será, הָיָה, הֹוֶה, יִהִיֶה), todo al mismo tiempo, lo que significa que este aspecto trasciende el tiempo. A su vez, este nombre es la fuente vital del espacio entero, siendo superior al mismo para crearlo. Esto es lo que quiere decir que el mundo, o sea, el espacio y el tiempo, están anulados en su fuente cuando Hashem se une a Su “Cualidad” de Reinado.

La integración del nombre Havaie dentro del nombre Adnai simboliza la “Unicidad Inferior”, porque la primera letra de la integración es del nombre Adnai, que simboliza un aspecto de Hashem que oculta Su presencia, permitiendo que el mundo se perciba a sí mismo “separado” de Hashem.

En otras palabras, es como si dijésemos que observamos al mundo desde la perspectiva de Hashem o desde nuestra perspectiva. Desde “arriba”, desde la perspectiva de Hashem, desde la “Unicidad Superior”, el mundo es insignificante y está anulado por completo. Desde “abajo”, desde nuestra perspectiva, desde la “Unicidad Inferior”, el mundo existe porque la presencia de Hashem está oculta, pero aún así, el mundo está anulado en Hashem.

Lo que surge de estas ideas místicas es que Hashem está presente, en realidad, en todo el universo, tanto “arriba”, en los mundos espirituales, como “abajo”, en el mundo material. Sólo que “abajo” Su presencia está oculta debido al “trabajo” de la “Cualidad” de Reinado.

Con esta idea el Alter Rebe explica otro versículo8: “Yo soy Di-s, no he cambiado”. Este versículo indica que no hubo ningún cambio en Hashem por haber creado el mundo: Él es el mismo, luego de la creación, tal y cual era antes de la creación, sin ninguna modificación. Esto suena difícil de entender… Sin embargo, de acuerdo a lo que el Alter Rebe explicó hasta aquí, podemos entender que, dado que el mundo entero está anulado en Hashem, como el rayo del sol en su interior, entonces la creación del mundo no generó ningún cambio en Él: antes de la creación, el mundo estaba anulado y, después de la creación, ¡continúa anulado!

Sin embargo podríamos pensar que algo sí cambió con la creación: el conocimiento de Hashem. Porque antes de la creación no podemos decir que Hashem conocía a Su creación ¡porque aún no existía! Pero ahora, luego de la creación, Hashem efectivamente la conoce. Con lo cual, al menos, Su conocimiento, cambió.

Pero el Alter Rebe rechaza esta idea diciendo que nada cambió en Hashem, ni siquiera Su conocimiento. Porque el conocimiento de Hashem es diferente al del ser humano. En el ser humano el conocimiento es algo agregado a él. Por ejemplo, antes de estudiar medicina, una persona no tiene idea de los conceptos de la medicina. Al estudiar, lo que hizo fue incorporar a su vida muchas ideas nuevas que antes estaban fuera de él. Lo mismo ocurre día a día, nos volvemos más sabios adquiriendo conocimientos que previamente no teníamos. Pero el conocimiento de Hashem es diferente: a través de conocerse a Sí mismo, conoce todas las cosas. El Rambam9 expresa esta idea diciendo10: “Él es quien conoce, Él es lo conocido y Él es el conocimiento mismo, todo es uno”.

Este es un asunto tan complejo que nadie puede entenderlo por completo. Hashem y Su conocimiento son uno, no son separables como en el ser humano. Esto es algo que sólo podemos creer, o sea, tener fe en que es así, no es algo que podamos entender.

Con esta idea el Alter Rebe resuelve la cuestión que planteó sobre un cambio en el conocimiento de Hashem: dado que Él y Su conocimiento son uno, a través de conocerse a Sí mismo, Hashem conoce todo lo que existe, desde las criaturas más elevadas hasta las más bajas. Por eso, nada cambió en Hashem por haber creado el mundo: así como Él Se conocía a Sí mismo antes de crear el mundo, de la misma manera, continúa conociéndoSe a Sí mismo luego de haberlo creado. Entonces, nada cambió.

Pero esto es algo tan difícil de entender, que los profetas nos dijeron11: “Así como son elevados los cielos por sobre la tierra, de la misma manera son elevados Mis caminos por sobre los de ustedes y Mis pensamientos por sobre los de ustedes”. O sea, es algo que la Torá nos dice a través de los profetas, no es algo que podamos comprender con nuestra mente12.

A partir de aquí, usando las ideas mencionadas, el Alter Rebe explica un detalle más sobre la contracción (tzimtzum). El texto original donde aparece este concepto se encuentra en los escritos del Arízal13. Ahí la contracción es mencionada, pero hay un detalle que es ambiguo en el texto, y dio lugar a discusiones entre los sabios de la mística judía (cabalá) posteriores al Arízal.

El texto dice (adaptado y en resumen)14: “Al comienzo la “Luz Infinita” (or ein sof) llenaba todo el espacio y no había lugar para crear nada. Cuando surgió en Su voluntad crear el mundo, contrajo Su “Luz infinita” y quedó un espacio vacío en donde crear el mundo”. Cuando el texto dice que al contraer la “Luz Infinita”, “quedó un espacio vacío” para dar lugar al mundo que habría de existir: ¿es literal o figurado?

Si es literal, entonces debemos decir que hay lugares en el universo donde Hashem simplemente, no está presente. En este sentido, Hashem se retiró de un cierto espacio y Su presencia no está ahí. Es interesante saber que, por ejemplo, el Gaón de Vilna (1720-1797) opinaba de esta manera.

Pero si es figurado, entonces debemos decir que Hashem está presente en todo el universo por igual, sólo que hay ciertos lugares donde Su presencia no se percibe: Hashem está oculto.

El Alter Rebe sostiene que es imposible decir que la contracción es literal, o sea, que Hashem se retiró de algún “lugar”, sino que la contracción es en sentido figurado, es decir, Hashem se ocultó a Sí mismo en un “lugar” y en ese espacio donde Su presencia está oculta, creó el mundo. La razón más simple por la cual es imposible decir que la contracción es literal, es porque sería algo que le ocurriría a un cuerpo físico, el hecho de irse de un lugar hacia otro, pero Hashem no tiene cuerpo, por lo que no tiene sentido decir que “se fue” o “se retiró”, pero efectivamente podemos decir que se ocultó porque, como fue explicado, ese ocultamiento no existe para Hashem, sólo para las criaturas.

En adición a esto el Alter Rebe trae pruebas de su posición de diferentes libros santos15, donde se menciona la idea de que Hashem no es “tomado” por ninguna de Sus criaturas. La idea de “tomar” se refiere tanto a entender, esto es, no hay criatura, ni siquiera en los mundos supremos espirituales que pueda entender a Hashem y, además, “tomar” significa que la creación de Hashem no lo “agarra” a Él, o sea, no Lo afecta en absoluto. Si dijésemos que el “espacio vacío” es literal, entonces la creación habría generado un cambio en Hashem, porque habría un lugar en donde antes estaba Hashem y luego de la creación, no está más.

Uno de los textos que el Alter Rebe cita16 menciona dos energías que Hashem utiliza en su creación: una energía que “Llena todos los mundos” (memalé col almin) y una energía que “Rodea todos los mundos” (sovev col almin).

¿Qué quiere decir que hay una energía que “llena” y una que “rodea” a los mundos? La energía de Hashem que está revelada en los mundos mediante la cual los mundos viven y se mantienen, decimos que llena los mundos, como el alma, que llena el cuerpo y le da vida.

Pero la energía de Hashem que está oculta en los mundos, porque es infinita y tan poderosa que anularía todo si se revelase, decimos que rodea los mundos.

Un ejemplo para entender estos dos tipos de energía es la imaginación. Pensemos sobre una casa que hayamos visto por afuera y que también conozcamos por dentro. Podemos decir que esa casa y todo lo que está dentro de ella está “dentro de nuestra cabeza” y nuestra cabeza “rodea” esa casa (es lo que vemos desde afuera) y, a su vez, nuestra cabeza “llena” esa casa (conociendo todo lo que está dentro de ella), a pesar de que, en realidad, esa casa física seguramente no está dentro de nuestra cabeza. Es sólo un producto de nuestra imaginación.

La energía de Hashem que rodea los mundos es la manera como nuestra imaginación percibe la casa desde afuera de ella, y la energía de Hashem que llena los mundos es similar a como nuestra imaginación llena esa casa, o sea, lo que vemos por dentro de ella.

Pero los pensamientos de Hashem son diferentes a los nuestros, y Su pensamiento y Su conocimiento de todas las cosas que existen “rodea” y “llena” a todas las cosas realmente (no sólo en la imaginación). Ese conocimiento de Hashem es tan poderoso e infinito que si no fuese limitado por las contracciones (tzimtzumím) no llegaría a crear el mundo físico y limitado como lo conocemos. Entonces Hashem oculta esa capacidad infinita a través de las contracciones y deja que se revele sólo una reflexión limitada y minúscula de esa energía para dar vida a todas las cosas que conocemos en el mundo.

Una reflexión es como un espejo chico que refleja la imagen de otro espejo más grande. La imagen en el espejo grande, se ve grande, pero cuando el reflejo en el espejo grande pasa a uno más chico, se ve más chica. Este ejemplo nos sirve para entender cómo la energía vital de Hashem va bajando nivel a nivel, hasta investirse en este mundo material, similar a cómo la imagen en los espejos va reduciéndose a medida que se refleja en un espejo menor.

Podemos concluir, entonces, que la energía infinita de Hashem “rodea” a todas las cosas y Su energía finita “llena” todas las cosas.

Ahora bien, encontramos otro caso que ya conocemos de “algo” llenando una “cosa”: el alma llena al cuerpo. Sin embargo, a pesar de que Hashem “llena” toda la creación, no lo hace de la misma manera en que el alma llena al cuerpo, porque el alma es “tomada” por el cuerpo: el alma es afectada y modificada por el cuerpo. Pero Hashem no es afectado ni modificado por Su creación a pesar de llenarla.

La energía de Hashem que “llena” la creación es una energía limitada y contraída de acuerdo a la capacidad de cada criatura de soportarla. Es como el sol, por ejemplo, que, al ser una criatura limitada, su luz se expande hasta un cierto lugar y no más. La energía vital de Hashem que se inviste en el sol para darle vida está muy contraída y limitada.

A su vez, Hashem “rodea” a la creación y todo lo que existe se encuentra “dentro” de Él. Más aun, esta energía que “Rodea todos los mundos” es la existencia y vitalidad misma del universo entero, porque, a través de conocer todos los mundos, Hashem los crea. En otras palabras, cada criatura pasa a existir a través de que Hashem la conoce.

Un ejemplo para entender esta última idea es el de un escritor. El escritor crea y da vida a los personajes de un cuento en su imaginación. El lugar donde transcurre el cuento, los rostros y cuerpos de los personajes, sus pensamientos, palabras y acciones están en la mente del escritor y a través de eso, todo aquello pasa a tener vida.

Incluso puede llevarse el ejemplo un paso más aun: el intelecto del escritor, donde “vive” el cuento entero con todos sus detalles y personajes, se inviste en la capacidad de acción del escritor, en sus manos, para escribir el cuento. Las manos del escritor no piensan ni deciden, simplemente están anuladas a su intelecto y, a través de una pluma, tinta y papel, materializan el cuento de manera que otros lo puedan leer.

Cuando llevamos este ejemplo a Hashem, las manos en el ejemplo serían la “Cualidad” de Reinado, a través de la cual se oculta la presencia de Hashem para dar lugar a un mundo material. El intelecto del escritor sería la “Cualidad” de Sabiduría de Hashem y, por último, el escritor sería, por supuesto, Hashem mismo.

Importante tener en cuenta que la diferencia que hay entre el ejemplo del escritor y Hashem, es que el escritor no crea ni da vida (y de hecho está totalmente separado) de la pluma, la tinta y el papel y, después de todo, el cuento tal y cual es en la mente del escritor, no existe en forma concreta y material. Mientras que en el caso de Hashem, Él crea y da vida a todo lo que existe a través de conocerlo.

Entonces, podemos decir que así como la mente del escritor rodea y abarca a todos los detalles del cuento y su conocimiento de cada uno de los detalles, da vida al cuento mismo y sus diferentes partes (el lugar, los personajes, etc.), de la misma manera, Hashem, a través de conocer y abarcar, por así decir, “rodear”, Su creación, le da vida y la sostiene.

Como explicó el Alter Rebe en el capítulo 1, la fuente de toda la vitalidad del mundo son las palabras del relato de la creación en la Torá. Pero esas palabras son tan poderosas, que crearían mundos y criaturas sin límite, tanto en cantidad como calidad, o sea, infinita cantidad de criaturas y de un nivel espiritual infinitamente elevado y nunca se llegaría a crear este mundo material y limitado (porque Hashem es infinito y se unifica con Sus “Cualidades” de Bondad, Poder y demás, haciendo que éstas tengan también un poder infinito. Luego esas “Cualidades” se invisten en las palabras de la creación dándoles también un poder infinito).

Sólo que, para evitar esta creación infinita, Hashem contrae la energía creadora y vital y la inviste en combinaciones, intercambios y sumas de letras.

El Alter Rebe explica que las combinaciones e intercambios indican un descenso de la energía de esas letras de manera que puedan crear y dar vida a criaturas de un nivel inferior al que crean las letras y palabras mismas del relato de la creación.

La suma de las letras también indica un descenso de la energía de esas letras originales, al punto tal que sólo queda la sumatoria de todas las letras. Cada letra tiene una energía determinada. A su vez, cuando un grupo de letras se combina para formar una palabra, tiene una energía adicional que corresponde a esa palabra. Este concepto se llama Numerología (guematriá).

Encontramos muchas palabras en hebreo que representan diferentes cosas y, aun así, el resultado de la suma de sus letras es igual. Pero eso no quiere decir que esas dos cosas diferentes tienen verdadera relación entre ellas. Solamente cuando ambas palabras tienen un contenido en común, la Numerología sirve como señal de que ambas palabras tienen la misma cantidad de energías que descienden desde las letras del relato de la creación en la Torá para crear y dar vida a esas dos cosas representadas por esas dos palabras.

El Alter Rebe da el ejemplo de la Numerología de una piedra. La palabra piedra en hebreo (even) está compuesta por tres letras: Alef (א), Bet (ב) y Nun (ן). Las letras Bet y Nun representan un nombre de Hashem extremadamente elevado: evidentemente las piedras reciben energía vital desde este nombre. El Alter Rebe agrega que la tercera letra de la palabra piedra en hebreo, una Alef, debe provenir de algún otro nombre de Hashem para formar la palabra even.

Más aun, nuestros sabios dicen17 que el texto entero de la Torá consiste en nombres de Hashem. La idea de esta frase es que utilizando intercambios, combinaciones y demás sistemas de interpretación, se generan una enorme cantidad de nombres, es decir, expresiones, de Hashem mismo. Por eso, el Alter Rebe dice que la palabra piedra en hebreo está compuesta de dos letras de un determinado nombre, mientras que la tercera letra proviene de otro nombre.

Ahora bien, para que ese nombre se invista en una piedra para crearla y darle vida, debe descender a través de muchas y muy poderosas contracciones hasta generar una pequeña vitalidad capaz de investirse en una piedra. Y esa vitalidad se llama “el alma” de la piedra, la crea y le da vida en forma constante. Esta misma es la energía de Hashem que “Llena todos los mundos”.

A su vez, la energía de cada sumatoria de letras podría crear y dar vida a infinitas criaturas de acuerdo a su nivel, ya que, en su interior, está la energía infinita de Hashem investida en Sus “Cualidades” y, a su vez, éstas investidas en las palabras del relato de la creación de donde salieron esas letras sumadas… sólo que esa capacidad creadora y vitalizadora es inferior a la capacidad de las letras del relato de la creación mismo18.

En otras palabras, si tomamos las letras del relato de la creación en la Torá y las combinamos, intercambiamos y sumamos, tendremos un nivel determinado de criaturas creadas por esas “letras nuevas”. Si volvemos a combinar, intercambiar y sumar esas “nuevas letras”, obtendremos otro grupo de “letras nuevas”, de nivel inferior a las anteriores, que crearán criaturas de un nivel inferior a las criaturas creadas por las anteriores “letras nuevas”.

Así, las letras van bajando de nivel, paso a paso, para crear y dar vida a este mundo material.

Resumen: Dos niveles de unicidad de Hashem, superior e inferior. Hashem crea el universo para ser Rey y, para eso, deben existir criaturas separadas de Él sobre quienes Él reine. La “Cualidad” de Reinado genera esta separación y da lugar al mundo como lo conocemos: espacio y tiempo. Hashem se une a Su “Cualidad” de Reinado, por lo que el mundo es como un rayo del sol dentro del sol, sólo que la creación no percibe esta unión debido al constante trabajo de la “Cualidad” de Reinado. Integración de los nombres de Hashem: Havaie y Adnai. “Mirar” al universo desde la perspectiva de Hashem o desde la perspectiva de la creación: “Unicidad Superior” y “Unicidad Inferior” respectivamente. “Yo soy Hashem, no he cambiado”. Tampoco Su Conocimiento cambió. Fe en que Él y Su Conocimiento son uno. El conocimiento de Hashem es diferente al del hombre. La contracción es en sentido figurado: Hashem está presente en todo el universo. Hashem “Llena todos los mundos” y “Rodea todos los mundos”. El poder de las letras del relato de la creación se reduce a través de combinaciones etc. para crear criaturas más bajas. Numerología y el alma de las piedras.

1Zohar I, 18b

2Devarím 6:4

3Si bien esta frase no está en el texto del Shema como aparece en la Torá, nuestros sabios instituyeron decirla inmediatamente después del versículo que comienza Shema, antes de continuar con los siguientes versículos.

4Este concepto no fue incluido en el Tania para todos, para mantener su simplicidad.

5Ver los diagramas al final del libro para saber cuáles son esas “Cualidades”.

6En el capítulo 10.

7En el capítulo 4.

8Malaji 3:6

9Maimónides, un rabino, médico y filósofo de España (1135-1204).

10Leyes de Fundamentos de la Torá, 2:10

11Ishaiá 55:8

12Aún así, aunque no entendamos totalmente, nos sirve para meditar y poder despertar amor y temor a Hashem.

13Rabí Itzjak Luria (Tzfat 1534-1572).

14Comienzo de Etz Jaím, Mavó Shearím y otros

15Tikunei Zohar, Tikún 57, Raia Mehemna, Parashat Pinjas

16Raia Mehemna, Parashat Pinjas

17Ramban, introducción a su comentario a la Torá

18Ver capítulo 12 para más detalles.

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