Un casamiento judío es como un tapiz tejido de muchos hilos: bíblico, histórico, místico y legal. Hilos que forman la cadena de continuidad judía que se remonta a más de 3800 años atrás. Esta es una pequeña reseña de los componentes de un casamiento.
Primero se hace una recepción para el novio y una para la novia. Tradicionalmente no se ven por al menos una semana antes del casamiento. Luego de la recepción, el novio cubre el rostro de la novia con un velo, enfatizando que no está solamente interesado en sus aspectos externos sino en su belleza interna que nunca perderá.
La Jupá crea una especie de cuarto invisible donde sólo estarán el novio y la novia. El rabino oficiante recita una bendición, el novio coloca el anillo en el dedo de la novia diciendo: "Con este anillo tu estás consagrada a mi según la ley de Moshe e Israel".
Luego se lee la Ketubá, el contrato matrimonial, donde se detallan las principales obligaciones del marido hacia su esposa.
En el último paso se recitan siete bendiciones más y, al final, el novio rompe un vaso de vidrio, recordando que la alegría no es completa hasta la reconstrucción del Templo.
El novio y la novia se retiran a un cuarto cerrado, donde pasan unos minutos a solas.
Luego se realiza la fiesta, en la cual es una Mitzvá alegrar al novio y a la novia y, al final de la comida festiva, se recita la bendición después de las comidas y, nuevamente, las siete bendiciones.