A veces no sabes si debes castigar o abrazar a un niño.

Si lo castigas cuando él necesitaba un abrazo, has cometido un serio error. Pero si lo abrazas cuando quizás debería haber sido castigado, has traído una medida extra de amor al mundo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

dieciocho − 9 =

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.