No somos observadores pasivos del universo, sino socios en su creación. Somos quienes asignamos a cada cosa su significado, quienes traemos definición y resolución a un mundo ambiguo.
De hecho, nosotros somos los testigos que determinamos una cuestión de vida o muerte: Para cada cosa con la que entramos en contacto, cada evento que ocurre en nuestras vidas, nuestra palabra declara si eso respira con vida Divina o simplemente se desvanece en el olvido.