La sección de esta semana se llama Vaierá (Y se mostró) y relata parte de la vida Avraham luego de haberse hecho el Brit Milá, la circuncisión. Entre los eventos que son relatados, la Torá nos cuenta sobre el nacimiento de Itzjak, el hijo de Avraham y Sara. Pero Avraham ya tenía otro hijo, Ishmael, hijo de Hagar la egipcia, la sierva de Sara. Ishmael era trece años mayor que Itzjak.

Cuando ya eran ambos más grandes, Sara vio que Ishmael era una mala influencia para su hijo Itzjak, tanto desde el punto de vista espiritual, ya que su comportamiento incluía el robo, el asesinato y demás perversiones, como desde el punto de vista de seguridad: Ishmael "jugaba" a tirarle flechas a Itzjak... Entonces, Sara decide pedirle a Avraham que eche a Ishmael junto a su madre (Hagar) para que no afecte a su hijo Itzjak. Luego de una consulta con Di-s, Avraham decide escuchar la voz de Sara y echar a ambos de la casa.

Nuestros sabios nos cuentan que Ishmael estaba paralizado, por lo que su madre tuvo que cargarlo y, cuando se acabó el agua que tenían, lo dejó acostado a la sombra de un árbol, simplemente esperando su muerte. Ella se alejó de él para no verlo morir y comenzó a rezar. El también rezó (ver Bereshit 21:17), Di-s escuchó la voz de Ishmael y un ángel le mostró a Hagar un pozo de agua para que ambos beban y, al final de la historia, ambos sobrevivieron.

Aprendemos de aquí que Di-s escucha la plegaria de un enfermo más que la plegaria de otros por él, en este caso, la plegaria de Ishamel fue escuchada y no la de Hagar. Sin embargo, hay otra enseñanza muy importante: nuestros sabios cuentan que, cuando Di-s iba a mostrarle a Hagar el pozo de agua, los ángeles se quejaron diciendo que los descendientes de Ishmael iban a matar de sed al pueblo judío cuando estén yéndose al exilio (ver Rashi en el lugar), por lo que no correspondía ahora salvarlo de su sed. Di-s respondió la queja diciendo que se juzga a cada persona por el ahora, es decir, por el nivel en el que se encuentra en el momento del juicio, no por lo que hará en el futuro (esto se aprende de las palabras finales del versículo citado "porque está ahí", es decir, es juzgado "en donde está".).

Surge aquí una pregunta: si Ishamel y su descendencia tenían libre albedrío, ¿cómo sabía Di-s que su descendencia iba a matar de sed al pueblo judío? Una de las explicaciones es que, según la vida de Ishmael, según sus ideas y educación, según la forma en que ya tomó decisiones, si la historia continuaba su curso de la misma manera que venía desarrollándose, su descendencia iba a caer en ese pecado. Como si fuese un juego de probabilidades: dados ciertos valores iniciales a ciertas variables y con las reglas actuales en el universo, Ishmael iba a terminar haciendo eso. Lo que pasa es que, en cualquier momento, está en manos del hombre cambiar esas probabilidades, en otras palabras, hacer Teshuvá, acercarse a Di-s de manera que "cambie" el futuro. O sea, el judaísmo no cree en el determinismo, pero, de cualquier manera, Di-s "conoce" el futuro como si fuese en forma de probabilidades.

La novedad de nuestra historia es que Ishamel no fue juzgado de acuerdo a ese Conocimiento Divino del futuro, sino de acuerdo a dónde estaba él ahora. Esto deja para nosotros un mensaje de aliento y esperanza: no importa (hasta cierto punto) lo que vayamos a hacer mañana, sino importa el ahora. Cuando tomamos una resolución de mejorar y crecer espiritualmente, no debemos desalentarnos si podemos llegar a fallar, como dicen nuestros sabios: "Quien viene a purificarse, lo ayudamos".

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