La costumbre milenaria del pueblo judío es bailar con la Torá cerrada en Simjat Torá. Desde su entrega en el Monte Sinaí en el año 2448 desde la creación, el pueblo judío se pasó el tiempo estudiando, renovando y profundizando la Torá. ¿No sería más apropiado, en el día de la Alegría de la Torá Simjat Torá", estudiarla más y mejor?"La Torá que nos ordenó Moshé es herencia eterna de la congregación de Iaakov" (Devarím 33:4). Nuestros sabios dicen que en cuanto un niño comienza a hablar, su padre debe enseñarle a decir este versículo (Talmud Sucá 42a).

La Torá a la que se refiere el versículo es toda la Torá. Cuando un estudiante surge con una nueva explicación de un concepto en la Torá, siempre y cuando esté basado en los principios de interpretación que fueron dados juntos con la Torá en el Monte Sinaí, lo que está haciendo es revelar parte de la Torá que nos ordenó Moshé, no está generando algo nuevo, ni está creando una nueva Torá. La diferencia entre las generaciones anteriores y las posteriores radica en cuánta Torá fue revelada. Por lo que todo lo que alguna vez sea revelado y comprendido, fue ordenado por Moshé en el Monte Sinaí, de la boca de Di-s.

El versículo nos enseña entonces, que todo lo que estudiamos y todo lo que alguna vez estudiemos y todo lo que alguna vez comprendamos, es la Torá que nos ordenó Moshé.

De acuerdo a esta explicación, ¿cómo puede ser que nuestros sabios manden a un padre a enseñarle, a modo de indicio por lo menos, a un niño que apenas comienza a hablar, un concepto tan profundo?

La explicación es que en la Torá hay dos niveles básicos: el nivel que se relaciona con el intelecto, donde uno debe comprender lo que estudia, y la esencia de la Torá, que está muy por encima del entendimiento. La esencia se relaciona con el alma de cada judío, independientemente de su edad o capacidad intelectual.

Esto es a lo que se refiere el final del versículo, cuando habla de la "herencia de la congregación de Iaakov". El concepto de herencia es que, más allá de la situación del heredero, la herencia le corresponde, aún un niño recién nacido tiene derecho a la herencia de su padre.

Aún si uno se pregunta, ¿para qué es necesario decirle esto a un niño cuando apenas sabe hablar? ¿no sería mejor esperar hasta que pueda comprender la idea y luego transmitírsela? La verdad es que la base de todo estudio de Torá es el saber que la esencia Torá supera el intelecto. La esencia de la Torá es, que es la sabiduría de Di-s, y Él y su sabiduría son uno, por lo que, así como Di-s supera al intelecto, Su Torá también. Si este concepto falta, falta el fundamento de la Torá. Por eso es importante que un niño, desde su más temprana edad, escuche este concepto y lo internalice.

A partir de aquí entenderemos la costumbre milenaria de bailar con la Torá en Simjat Torá. Si abriésemos el libro y nos pusiésemos a estudiar, estaríamos conectándonos con la dimensión de la Torá que se relaciona con el intelecto. Estaríamos enfatizando la diferencia de captación entre las personas, dado que unos entienden más que otros, o dicho de otra manera, a unos "les pertenece" la Torá más que a otros. Por eso, en Simjat Torá, cerramos el Rollo de la Torá, lo sacamos, vestido con sus mantos, lo cargamos en nuestros brazos, y bailamos con él, expresando el nivel de Torá que pertenece a todos, enfatizando que "La Torá que nos ordenó Moshé es la herencia de la congregación de Iaakov" y nos pertenece a todos por igual.

Extraído de Likutéi Sijot vol. 4, pág. 1165

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