El mes de Tishrei, que es el séptimo mes del año judío, un mes lleno de preceptos y días especiales, es un mes de crecimiento gradual.
En su comienzo se encuentra Rosh HaShaná, el principio del año, donde declaramos a Di-s como Rey sobre nosotros haciendo sonar el Shofar. Luego vienen los días llamados "Días de Teshuvá", retorno y acercamiento a Di-s. Después Iom Kipur, un día de borrón y cuenta nueva, un día en el cual la aceptación del reinado de Di-s sobre nuestras vidas nos lleva a la realización de que, en alunos aspectos, hemos fallado y debemos pedir disculpas (a Di-s y a nuestros semejantes).
Sigue la fiesta de Sucot, donde la solemnidad de los días anteriores se transforma en una creciente alegría, día a día, con los invitados a la Sucá (tanto los mencionado en la Cabalá, como los invitados jasídicos y, obviamente, ¡los invitados de carne y hueso!) y las cuatro especies, con su fresca fragancia y todos los simbolismos de unión del pueblo judío y conexión con Di-s que nuestros Sabios explican.
Entonces, llega Shminí Atzeret, que culmina con Simjat Torá, donde la alegría llega a su punto máximo, en donde nos alegramos de que "A nosotros nos elegiste de entre todos los pueblos", como dice la liturgia, ¿cómo? Dándonos una Torá de vida, con enseñanzas para la vida cotidiana en todo momento y todo lugar.
¿Y entonces? ¿Qué pasa cuando se termina Tishrei? Hay una regla general en todos los aspectos judaicos de siempre elevarse en asuntos de santidad. No es válido haber llegado a un nivel determinado y luego descender. Siempre hay que avanzar. Pero el mes de Tishrei tiene sólo treinta días. ¡Las fiestas se terminaron! ¿Cómo se avanza después de haber llegado a la cumbre de la alegría en Di-s y Su Torá? ¿Cuál es el siguiente paso?
La costumbre es anunciar en la sinagoga, al finalizar el último día festivo de Tishrei el versículo "Y Iaacov fue en su camino" (Bereshit 32:2).
Este versículo simboliza la vida entera del judío. Después de cargarse de poderosas energías a lo largo de las fiestas, no se espera de la persona que se vuelva un ser meramente espiritual y se olvide de "su camino", es decir, deje de lado su trabajo, su familia y se dedique exclusivamente al estudio de Torá y al rezo.
Todo lo contrario. Se espera del judío que utilice toda la inspiración del mes de Tishrei en "su camino", es decir, que estando en el trabajo mismo, en su relación con su familia y amigos, etc., aplique todo lo vivenciado en el pasado mes, el reinado de Di-s (Rosh HaShaná), el acercamiento al prójimo más allá de sus méritos (Diez días de Teshuvá), la capacidad de perdonar (Iom Kipur), la protección de Di-s y la alegría en general (Sucot) y, en particular la enorme felicidad de ser judío (Shminí Atzeret y Simjat Torá).
Cada uno de estos conceptos y todos los otros aprendidos a lo largo de las fiestas deben guiar a la persona en su día a día, y ésta es la verdadera continuación del mes de Tishrei, donde no hay un descenso de nivel sino lo opuesto, un nuevo desafío a superar: el de llenar de espiritualidad la vida de todos los días.
Bendiciones y éxitos,