Hace poco explicamos en el boletín sobre el precepto del Shemá Israel (Escucha Israel), plegaria que se recita dos veces por día, una a la noche y una a la mañana. Esta plegaria está compuesta de tres párrafos, dos de los cuales se encuentran en la Torá en las dos últimas parashot, Vaetjanán, de la semana anterior, y Ekev, de ésta semana.
El Talmud discute la diferencia general entre estos dos párrafos, donde se puede ver que el orden en que se recitan está relacionado con su orden de importancia: en el primer párrafo, el tema central es la aceptación del yugo celestial, en palabras simples, que Di-s es el que manda, mientras que en el segundo párrafo el tema central es la aceptación del los preceptos Divinos, las Mitzvot.
A pesar de esta diferencia fundamental, el texto de ambos párrafos es muy parecido: en ambos se habla del amor a Di-s, del estudio de Torá, de los Tefilín, la Mezuzá y los diferentes momentos en que debe recitarse el Shemá.
Encontramos en ambos párrafos la idea del estudio de Torá, con ligeras diferencias. En Devarím 6:7 dice: "Y se las enseñarás a tus hijos y hablarás de ellas", y en Devarím 11:19 dice "Y se las enseñarán a sus hijos para hablar de ellas". Para el lector superficial, son frases bastante parecidas... pero no para quien analiza con más detalle.
Aquí la Torá nos está dando enseñanzas fundamentales al respecto de la vida cotidiana y la educación en valores. El primer párrafo está hablando de la persona que debe, por una lado, enseñar Torá a su hijo y, por otro lado, debe hablar de Torá.
En general, una de las herramientas de interpretación de la Torá es la derivación de lo opuesto, es decir, si la Torá dice que premiará por una buena acción, se deriva que no lo hará por una mala acción. En nuestro caso, si la Torá nos dice que debemos hablar palabras de Torá, es decir, que nuestra charla cotidiana debe ser o al menos incluir conceptos y enseñanzas de la Torá, se deriva que no debemos hablar de otras cosas, en las palabras de nuestros sabios, "'Hablarás de ellas', y no de pavadas".
En la sociedad hay una serie de expresiones que varían según la época y según el lugar que no son buenas (malas palabras), algunas especialmente agresivas y descalificadoras. Sin embargo, por la reiteración de las mismas, terminan volviéndose parte del léxico normal de las personas (lo que no las vuelve algo bueno), como dicen nuestros sabios al respecto de quien transgrede la Torá reiteradamente, pasa a sentir esa misma transgresión como algo permitido, por la costumbre, lo que no quiere decir que deje de ser una acción reprobada por la Torá.
En adición a eso, resulta un interesante ejercicio registrar al menos los conceptos generales de las conversaciones (y aún pensamientos) que transcurren al menos durante un día normal de la vida propia. Es muy posible que, al finalizar el día y revisar la lista encontremos muchos asuntos sin importancia, realmente secundarios y vanos, muchas "pavadas".
El segundo párrafo esta diciendo a los padres que deben enseñarle Torá a sus hijos "para hablar de ellas": ¿a quién se refiere esta última frase, al educador o al educando? ¿Quién es el que debe "hablar de ellas"? Si antes ya le dijimos a los padres hablen de Torá, aquí la referencia es a los hijos, la enseñanza por parte de los padres debe ser de tal manera que los hijos hablen de Torá, aún en sus vidas cotidianas.
¿Dónde comienza esa educación? En los padres. Cuando la charla normal de los padres es "de ellas" y no de pavadas, en los hijos también se cumplirá el "hablar de ellas".
La verdadera y más profunda educación es el ejemplo.