En las charlas con jóvenes que tengo semanalmente viene surgiendo, en los últimos tiempos en forma frecuente y recurrente, el tema de la diferencia entre el hombre y la mujer desde la perspectiva de la Torá. Si bien es un tema complejo y que requiere un análisis profundo (que escapa al contexto de una pequeña editorial), creo que cabe explicar al menos el fundamento de la diferencia.
Las mujeres se quejan de que el judaísmo es machista porque propone una serie de preceptos que sólo deben observar los hombres, como Tefilín, Tzitzit, lectura de la Torá en la sinagoga, etc., mientras que a la mujer se la "recluye" en la casa para ser de "sirvienta", o sea, todo lo divertido lo hace el hombre, mientras que el trabajo sucio la mujer. ¡Qué religión machista!
Sin embargo, cuando observamos con mayor profundidad vamos a poder ver que la Torá propone una rol específico para la mujer y uno para el varón que son simplemente diferentes, no uno mejor que el otro y que, como surge de varias historias en el Talmud, la mujer tiene un cierto poder que el hombre no tiene.
En general, la mujer es "El fundamento de la casa". De hecho, ella es quien transmite el judaísmo al nacimiento, ya que un hijo o hija de vientre judío es judío, mientras que el hombre transmite la pertenencia a un subconjunto del pueblo judío, como ser Cohen, Levi e Israel.
En otras palabras, de la mujer depende el judaísmo en su forma más esencial y pura, sin limitaciones ni características particulares, y del hombre depende la forma que el judaísmo toma, según el nivel espiritual y la tribu particular. En la práctica vemos esto en el día a día, ya que de la mujer depende la conducta general de la casa, mientras que del hombre depende el avance en el estudio de Torá de los hijos. Estas dos funciones son complementarias y ambas necesarias.
En los días más frágiles de un niño, desde su nacimiento, hay un vínculo mucho más profundo con la madre que con el padre. Esto refleja el hecho de que es la mujer quien tiene la capacidad de cuidar y proveer al niño de sus necesidades y no el hombre.
Por esto mismo la Torá exime a la mujer de una gran cantidad de obligaciones, para que pueda tener el tiempo libre de ejercer su capacidad al máximo, mientras que el hombre, dado que no tiene esa capacidad de crianza y entonces debe ser quien provea a la familia de lo necesario, se ve obligado a enfrentarse y lidiar con el medio ambiente, por lo que se encuentra en una situación mucho más vulnerable: el hombre debe salir a la calle y la sociedad, donde se encuentran valores opuestos a la Torá y se necesita de una protección adicional para no desviarse. Entonces la Torá le coloca Tzitzít para recordar los 613 preceptos, lo manda a rezar tres veces por día, lo manda a estudiar en todo momento libre, etc. de manera de contenerlo dentro del ambiente adecuado a pesar de estar rodeado de cosas indeseables.
Esto no quiere decir que la mujer no debe salir de la casa porque no tiene la protección necesaria. Ya que por la naturaleza que Di-s introdujo en la mujer, ella no necesita la protección adicional de la Torá.
En adición a esto, nuestros sabios cuentan sobre una mujer que, por su mérito de ser recatada aún dentro de su casa (tzniut en hebreo) tuvo el mérito de tener hijos Cohaním Guedolím - Sumos Sacerdotes.
De esta historia vemos que la influencia de la mujer sobre la familia es aún cuando los hijos ya son mayores y no solamente de bebés. Es justamente la mujer la que, con su buen comportamiento da méritos a sus hijos (y a su marido) para tener paz en la casa, salud y sustento en abundancia.
Entonces, ¿el judaísmo es machista? ¡No! ¿Es feminista? ¡No!. Cada uno tiene un rol diferente, para lo que Di-s le da la capacidad necesaria para ejercer ese rol correctamente y, entre los dos, formar un edificio eterno en el pueblo judío y criar una "generación de [personas] rectas".
Dicho sea de paso, como preparación para la fiesta de Shavuot, la Entrega de la Torá, nuestros sabios cuentan que Di-s habló primero con las mujeres y luego con los hombres... nunca escuché ningún hombre que se queje al respecto...
Que recibamos la Torá con alegría y la internalicemos para la práctica cotidiana.