La verdad es que la política nunca me interesó. No niego que debe haber políticos, no niego la importancia de la democracia ni que existe un país con un sistema político determinado que ayuda (o no) al desarrollo del mismo, simplemente digo que nunca me llamó la atención el conocer los tejes y manejes de la política los nombres de los personajes, las bases de cada partido, etc.
Creo que nunca (o alguna rara vez en mi vida) habré leído la sección de política de un diario...
Sin embargo, este domingo pasado ocurrió algo en el ambiente político que debe llamarnos la atención : en AMIA de Buenos Aires hubo votaciones para designar una nueva comisión directiva para el período 2008-2011.
Se presentaron diferentes listas, cada una con su propuesta. Este año se presentó una lista llamada "Bloque Religioso Unido" que, como su nombre lo indica, es un bloque de gente conectada al judaísmo ortodoxo, en sus diferentes "colores" (ashkenazí, sefaradí, jasídico, etc.).
Luego de la votación y de más de 3700 socios que sufragaron, el resultado fue que el 37,78% de los votos fue para éste bloque. Y no solamente esto, sino que además, fue el bloque que más votos logró, frente al oficialismo y otras listas que se presentaron a votación.
Como solía decir el Baal Shem Tov, de todo lo que uno escucha o ve, debe aprender una enseñanza en el servicio a Di-s.
Creo que el mensaje es muy fuerte, viniendo de una comunidad como la de Buenos Aires, que en un momento fue de las más grandes en la diáspora, y también fue y es de las más importantes en varios aspectos en relación al judaísmo mundial.
La continuidad del judaísmo depende exclusivamente de que abramos nuestros ojos y veamos que la Torá, con sus caminos placenteros y senderos de paz es la única que puede guiarnos para continuar siendo judíos en el exilio diaspórico y llegar a la tan ansiada Redención Final.
En particular, cuando nos acercamos a la festividad de Pesaj, tiempo de la liberación del pueblo judío de Egipto. Egipto representa la opresión del exilio, la asimilación al medio, ya sea por costumbre, como si fuese desapercibidamente, o por elección. Pesaj representa la liberación de ese medio al que nos asimilamos y la conexión con el motivo propio de nuestra existencia, el de hacer de este mundo un lugar para la revelación de la Presencia Divina.
Para las comunidades pequeñas como la de La Plata, el mensaje también es claro... continuidad, comunidad, identidad, todas estas palabras sólo son posibles a través de la óptica de la Torá, la Torá de Vida, que es una enseñanza eterna para la vida de todos los días.