En la sección de esta semana leemos sobre el decreto del Faraón sobre los niños de "tirarlos al río". Nuestros sabios nos cuentan que los egipcios eran grandes adivinos y en el orden de las constelaciones de estrellas los adivinos del Faraón le dijeron que nacería el salvador del pueblo judío.
Para evitarlo, el Faraón mandó a tirar al río a todos los niños (¡aún los egipcios!).
Como ya mencionamos muchas veces, la Torá encierra enseñanzas prácticas para la vida de todos los días en todos tiempos y lugares. El río del cual hablaba el Faraón es el Nilo. De éste río los egipcios obtenían su sustento, regando los campos a través de canales para hacer crecer el producto de la tierra.
En la analogía, el río representa el sistema social, el lugar de donde sacamos el sustento hoy en día. Es decir, el sistema de oferta y demanda, las convenciones del trabajo y la sociedad en general. El Faraón representa una filosofía de vida, en la cual lo principal es el trabajo y/o las modas de la sociedad sobre diferentes asuntos, aquellas cosas de las que vivimos y con las cuales vivimos.
El Faraón opinaba que hay que "tirar los niños al río", hay que sumergirlos en los asuntos de trabajo y las costumbres de la sociedad, que estén "empapados" de mundo, llenos de deporte, televisión y todo lo que la moda dicte.
La perspectiva judía es que a los niños hay que educarlos en valores y tradiciones judías genuinas. Todo lo contrario, que sepan desde la más temprana edad que los dictámenes de la sociedad no son los que rigen sus vidas y no son importantes, sino su esencia como judíos y su conexión con Di-s a través de la Torá y las Mitzvot.