Nos acercamos a una de las fiestas más olvidadas de la Torá. En Israel, hasta las personas que viven en los kibutzím, que en general no viven una vida observante, recuerdan esta fiesta dada su conexión con la cosecha y las primicias que se llevaban al Templo. Sin embargo, en el Exilio diaspórico esta fiesta queda relegada tras las otras dos grandes fiestas: Pesaj y Sucot.
La razón de esto, en el sentido más simple, es porque Pesaj tiene Matzá, el Seder de Pesaj, knéidalaj, afikomán y un montón de otros ingredientes que la hacen una fiesta propicia para la reunión familiar, el compartir la libertad, etc. Sucot, por su parte, cuenta con la Suca, una cabaña con techo de ramas u hojas, que invita a compartir un momento agradable a la luz de la luna (si no llueve...), sin siquiera hablar del lulav, el etrog y demás componentes que la hacen una fiesta alegre. Además, ambas fiestas duran 7 u 8 días (según si es en Israel o en la diáspora).
Pero Shavuot no cuenta con ninguno de estos ingredientes "diferentes": no tiene leyes propias de qué comer, dónde comer (comer comidas lácteas es sólo una costumbre, no figura en la Torá Escrita, como la Matzá o la Sucá) y dura sólo uno o dos días.
Por eso Shavuot se volvió (en la diáspora) una fiesta que lamentablemente pasa sin pena ni gloria...
Sin embargo, es gracias a Shavuot que existen las otras fiestas. Y no sólo eso, sino que el mensaje de Shavuot es tan profundo y fundamental, que permite la existencia del pueblo judío entero tal y cual lo conocemos hoy.
Por supuesto, es muy difícil explicar toda la profundidad de ésta fiesta en una editorial cuyo objetivo es ser corta y al punto, sin embargo, en resumen, una pequeña historia.
Una de las cosas que ocurrió como preparación para Shavuot y se concretó en esta fiesta para el resto de las generaciones es la elección de pueblo judío por Di-s, para ser un "pueblo de sacerdotes". Charlando con un amigo sobre el tema, me comentó al respecto: "Yo no quiero ser un sacerdote..."
Por supuesto, el contexto de la palabra sacerdote que yo dije es diferente de la que mi amigo entendió... Y aquí reside uno de los mensajes de Shavuot y una de las explicaciones (más profunda) de por qué es una fiesta olvidada.
Di-s creó el universo y colocó dentro de él un mundo, que lo llamamos Planeta Tierra. En ese mundo creó millares de criaturas, desde los objetos inanimados como piedras, pasando por las plantas, los animales y llegando hasta los seres humanos.
Después, de entre los seres humanos eligió un pueblo, el pueblo judío, descendientes de Avraham, Itzjak y Iaacov para ser el pueblo de sacerdotes. ¿Qué quiere decir esto? Di-s creó un mundo físico, que se rige por las reglas naturales y normales de convivencia, pero no se detuvo ahí, sino que introdujo en la creación una Torá, es decir, un método por el cual uno puede elevarse por sobre la mundaneidad y ascender a la espiritualidad, no al falso misticismo creado por el ser humano, sino a la verdadera espiritualidad del Ser más espiritual de todos: Di-s.
Y tampoco se detuvo ahí, sino que a través de la misma Torá, ese pueblo elegido tiene la capacidad de introducir esa sublime espiritualidad en las cosas mundanas. Hacer del tiempo y del espacio cotidianos un tiempo y espacio santos.
Ese es el contexto de un sacerdote. Una persona que se eleva por encima de sus propias limitaciones conectándose con Di-s, que está más allá de la comprensión y limitaciones humanas y, al mismo tiempo, trae a ese mismo Di-s trascendental a la tierra, revelándolo en las cosas más simples y cotidianas de la vida.
Ese es el logro de Shavuot. La conexión de lo físico con lo espiritual, de lo mundano con lo santo. Y eso se logra a través de un pueblo de sacerdotes, es decir, un pueblo al cual se le dio la fuerza para conectar y unir lo mundano con lo santo y traer a Di-s a la tierra.
Pero esto requiere de esfuerzo y compromiso, de fe y responsabilidad para con sigo mismo, el prójimo y el mundo que nos rodea. Quizás ese es el significado profundo de por qué Shavuot es una fiesta olvidada y por qué mi amigo no quería ser un sacerdote...
Que tengamos una recepción de la Torá con alegría y la internalicemos,