Fuera de la puerta del estudio del Tzemaj Tzedek (el tercer Rebe de Lubavitch) estaba parado su pequeño nieto, un muchachito de cuatro o cinco años, quien crecería para ser el quinto Rebe de Lubavitch, el Rebe Rashab. Estaba esperando para reunirse con su abuelo para recibir una bendición en honor de su cumpleaños (el veinte de Jeshván).

Cuando la puerta se abrió, el pequeño niño entró y estalló en lágrimas. El Tzemaj Tzedek calmó amorosamente a su nieto, y le preguntó ¿Por qué lloras, mi nieto?".

Tratando de calmarse, el niño dijo al Rebe.

"Zeide," dijo, "Acabo de aprender en la escuela que Di-s se le apareció a Avraham Avinu (nuestro padre). ¿Por qué no se aparece a nosotros también?".

Suavemente, los ojos sabios del Rebe observaron profundamente dentro de los del niño y confortaron su corazón.

"Mi querido nieto," explicó el Tzemaj Tzedek, "Cuando un Iehudí (judío) de noventa y nueve años, un Tzadik (santo), decide circuncidarse a sí mismo, se merece que HaShem se le revele".

Los niños generalmente lloran cuando no obtienen lo que quieren. Pero: ¿estas cosas son realmente importantes como para llorar?

Vemos de esta historia lo que un niño judío debería desear, al punto de llevarlo a las lágrimas. Cada judío tiene una neshamá (alma) que es una parte de Di-s. Por esta neshamá, un judío, y especialmente un niño judío, quiere ver santidad, no sólo escuchar sobre ella.

El ejemplo del Rebe Rashab enseña a cada niño a desear y pedir por esto.

Esto es especialmente verdadero hoy en día, cuando hay tanto signos de que Mashíaj está llegando pronto. Cuando la Gueulá (redención) llegue, vamos a poder ver la santidad de HaShem alrededor nuestro. Así como el Rebe Rashab lloró por algo que realmente deseaba, nosotros deberíamos llorar hacia Di-s e insistir para que traiga la Gueulá.

Cuando lloramos y exigimos la Gueulá, podemos tener lágrimas en los ojos, pero no son lagrimas de dolor o tristeza. Lloramos con determinación, porque queremos la Gueulá con todo nuestro corazón. Sin embargo tenemos en el corazón un sentimiento de alegría, porque sabemos que está llegando pronto.

Extraído de Please tell me what the Rebbe says.

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