La salud y desarrollo de un feto dependen en gran medida del comportamiento, nutrición y actitud de la madre embarazada. Estudios médicos hablan sobre el profundo impacto que el ambiente de una mujer embarazada tiene sobre el bebé, cómo la tranquilidad y el evitar la ansiedad son beneficiosos para el feto.

El desarrollo físico del feto refleja su contraparte espiritual. Las elecciones espirituales de la madre tienen efectos de por vida en la nueva vida en desarrollo.

El embarazo es un momento propicio para una mujer para aumentar en la observancia de Torá y Mitzvot y para el refinamiento espiritual. Se acostumbra a aumentar en Tzedaká y que, durante el último mes de embarazo, el futuro padre abra el Arca donde se guarda la Torá. Se debe ser especialmente cuidadoso con la dieta casher, ya que el feto también se alimenta de lo mismo que la madre come.

Se acostumbra a decir salmos y a colocar una copia del salmo 121 cerca de la cama donde se va a dar a luz y en la cuna del bebé. Es una buena señal para protección y un parto fácil.

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