La sección de esta semana se llama Tetzavé, que significa manda (de mandato). Es una continuación de la sección anterior, donde la Torá está detallando las diferentes herramientas involucradas en el servicio de los Cohaním en el Santuario (Mishkán). Ahora, la Torá describe en gran detalle las ropas que los Cohaním utilizaban, tanto el Sumo Sacerdote (con sus ocho ropas) como los sacerdotes comunes (con cuatro ropas).

A pesar de que con la pronta venida de Mashíaj volveremos a necesitar estas ropas y demás herramientas, ahora ni siquiera estamos en condiciones de confeccionarlas por la falta de, por ejemplo, el color tjelet, una especie de turquesa con el cual se teñía lana para hacer tela y ropas. Entonces, al igual que la semana pasada, debemos encontrar entre los versículos mensajes para la vida cotidiana.

Una de las peculiaridades de esta parashá es que es la única en toda la Torá, desde el nacimiento de Moshe, en donde el nombre de Moshe no es mencionado ni una vez. Si bien es referenciado constantemente, ya que la mayoría de los mandatos de la sección son mandatos Divinos a Moshe, no aparece su nombre ni una vez.

Nuestros sabios explican que la razón de esto es que, luego del pecado del Becerro de Oro, Di-s le propuso a Moshe borrar al pueblo judío y hacer de él mismo un nuevo pueblo. A esto Moshe respondió que si Di-s no perdonaba, lo borre de Su libro (ver Shmot 32:32). Si bien Di-s perdona ante la respuesta de Moshe, nuestros sabios dicen que las maldiciones de un sabio, aún si son condicionales, se cumplen, y por eso encontramos en esta parashá que el nombre de Moshe fue borrado de la Torá.

Una de las enseñanzas prácticas que podemos extraer es hasta dónde debe ser el sacrificio por otro iehudí: aún si se trata de dejar de lado lo más importante de la vida, como lo era la Torá misma para Moshe, como vemos que es llamada "La Torá de Moshe", aún así, él estaba listo para dejarla de lado en beneficio de otro. Y no solamente en beneficio de una "buena persona", por así decir, sino aún en beneficio de los pecadores con el Becerro de Oro, una de las peores transgresiones en la historia del pueblo judío.

Ahora bien, uno podría pensar que semejante entrega por un prójimo la podía tener Moshe, pero no una simple persona como uno mismo. Nuestros sabios explican que hay una chispa, por así decir, del alma de Moshe dentro de cada persona, que le da la capacidad y fuerza a cada uno para emular las actitudes del pastor del pueblo judío por excelencia. Y también, hay una reflexión de Moshe en cada generación, que se revela en el líder espiritual de la misma, que nos enseña y guía de acuerdo a los desafíos particulares de la época actual. Con esa energía y potencial, podemos enfrentar y superar exitosamente las dificultades internas y externas para la observancia de la Torá y las Mitzvot.

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