El Hombre, por sí mismo, no puede llegar más allá de su propio ego. No puede superar su propia piel, no puede elevarse tirando de sus propios pelos. Todos sus logros están atados a su ego. Todo lo que puede llegar a comprender esta definido por su propia percepción subjetiva. Es un prisionero por definición.

Entonces Di-s le tiró al Hombre una soga. Le dio tareas para cumplir que están más allá de su comprensión, pensamientos para contemplar que lo llevan más allá de su propio universo subjetivo. Lo único necesario es tener la voluntad de superarse a sí mismo.

Somos todos prisioneros. Pero estamos sentados sobre las llaves de nuestra propia celda.

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