Una persona está obligada a decir: El mundo entero fue creado por amor a mí" (Talmud, Sanedrín 37a).

Para un niño, esto es obvio. El o ella son el centro del mundo. Padre, madre y el resto del universo existen meramente para satisfacer sus necesidades.

Los aspectos indeseables de esta actitud son evidentes. Eliminar las partes negativas de los instintos básicos del ser humano se llama "educación". Sin embargo, el instinto egocéntrico de un niño tiene, también, un lado positivo. Un niño no tiene la capacidad de comprender la insignificancia de su propio "yo" frente a los billones de seres humanos e la vastedad del universo. Esta profundamente convencido de que su existencia tiene un significado y sus actos tiene una consecuencia."

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