En la parashá de esta semana, Itró (nombre propio del suegro de Moshe), se cuenta, principalmente, sobre la Entrega de la Torá. Este evento no fue simplemente una ocurrencia más en la historia de la humanidad en general y del pueblo judío en particular, sino que fue el momento en que cielo y tierra, espiritual y material se besaron, para cambiar por siempre el paradigma de humanidad.

Hasta la Entrega de la Torá, el concepto de humanidad (en contraposición a animalidad) era algo racional. El ser humano decretaba leyes que le permitían llevar adelante una vida sana en sociedad. Si bien los animales también tienen reglas bajo las cuales funciona una manada, esas reglas son implícitas, grabadas en el código genético del animal. Por el contrario, el ser humano viene “de fábrica” con una conciencia que le indica que hay cosas que están bien y cosas que están mal, pero no está grabado en nuestras mentes y corazones cuáles son esas cosas.

La Entrega de la Torá hizo cambiar el paradigma racional, de leyes intelectuales, por uno irracional, basado en la fe, a su vez alimentada por el evento de la Entrega misma, Di-s revelándose en el Monte Sinaí y transmitiendo las leyes. Y esto llevó a que las leyes que la Torá, la sabiduría de Di-s, contiene, sean eternas e inmutables, no dependientes del tiempo ni de las condiciones de vida ni aplicables solamente a un determinado lugar.

Todo aquello que rodea a la persona es variable, el espacio físico donde vive, su país, hasta la lengua que habla puede cambiar, pero su esencia es eterna, porque está directamente ligada a Di-s, a través del evento de la Entrega de la Torá. Porque para generar este pasaje de lo exclusivamente racional a lo irracional tuvo que haber un “toque” de Di-s que de la fuerza para logarlo. Cabe aclarar que no alcanza sólo con lo irracional, cada concepto luego debe ser comprendido por el intelecto, ya que el judaísmo plantea que la persona debe tener aceptación y luego comprensión, como el pueblo judío mismo dijo “haremos y escucharemos”, o sea, también hay una etapa de racionalidad, pero posterior y basada en la irracionalidad.

Nuestros sabios dicen que Di.s eligió al pueblo judío en la Entrega de la Torá. Esta elección que surgió de la esencia misma de Di-s, es la que eternamente conectó al pueblo judío con esa humanidad irracional.

Ahora bien: ¿acaso no alcanzaba con ser un humano racional? La respuesta es: no. Y la prueba: en la época de la Segunda Guerra Mundial los Nazis tenían una lógica muy estructurada para llevar a cabo la matanza que hicieron. No fue porque estaban locos. Eran grandes pensadores y filósofos, cuyos intelectos los llevaron a decidir que debían “limpiar” el mundo de las razas inferiores... Obviamente estaban errados, pero, desde el punto de vista lógico y racional, tenía sentido...

La pregunta que cada uno debe hacerse es: ¿qué clase de ser humano soy? ¿Puramente racional o permito en mi vida expresar mi esencia irracional? ¿Cuando hago un acto de bondad, lo hago por algún motivo en particular, o simplemente porque Di-s dice que es lo correcto?

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