Hoy a la mañana estaba llevando a mis hijos a la escuela en el auto. Como es temprano, el sol aún no está en lo alto del cielo. Pero a medida que el viaje se prolonga (y dura como una hora y media) el sol va elevándose en el cielo y brillando con mayor intensidad.
Es lógico que a uno le moleste ver directamente el sol, o que el sol ilumine fuertemente sobre sus ojos. Dado su gran poderío, resulta molesto a nuestros delicado ojos. Yendo en el auto, siempre ocurre que uno gira un poco para un lado o para el otro y, de repente, el sol le da a uno directo en la cara... Hoy pasó esto con Shneur Zalman, mi hijo de casi cuatro años.
Inmediatamente se quejó de que el sol lo estaba molestando, mientras se frotaba los ojos que se habían llenado de lágrimas por la reflexión de la luz. "¡Tati!" - gritó - "¡Sacá el sol, apagalo!" Mi respuesta obvia - mientras prestaba atención a la autopista y a los autos - fue: "¡no puedo! Mirá para otro lado".
En eso, después de unos segundos de quejas y gritos, sentí que el sol ya no era una molestia. Algo había ocurrido, y Shneur Zalman ya no se quejaba más... Al mirar por el espejo retrovisor, vi que se había cubierto con su campera, como si estuviese en una carpa, donde los rayos del sol no entraban...
Como siempre, uno debe aprender de lo que ve y oye para servir a Di-s. En resumen: el sol representa a Di-s. la queja representa la incomodidad de estar siendo siempre observado por Di-s, El conoce todas nuestras acciones, palabras y pensamientos, siempre estamos frente a El. La campera, el intento de ocultarse, de sentir que El no nos ve. Pero claro, lo único que la campera logra es que uno, desde su propia perspectiva, no vea a la luz del sol, pero el sol ilumina igual... Di-s nos ve de cualquier manera...
Estamos en el recién empezado mes de Elul, el último mes del año, un mes de recapacitación, de meditación sobre lo ocurrido a lo largo de este año 5767 y de toma de resoluciones para un año 5768 mejor. Un mes de retorno hacia nuestra Fuente, de preparación para renovar nuestro compromiso con El en Rosh HaShaná.
Pero hay una condición. La meditación sobre lo transcurrido en el año tiene que ser verdadera (porque Di-s sabe lo que hicimos y lo que no hicimos). El retorno tiene que ser sincero para tener efecto. Dejemos de ocultarnos tras la campera y tomemos conciencia de que Di-s nos ve. Y además nos entiende, y como es un Padre Misericordioso, nos perdona y nos inscribe en el libro de la vida, para un año bueno y dulce.