El judío está ligado a un pacto grabado profundamente más allá de su ser consciente, aún en su propia carne: una unión eterna que Di-s estableció con Avraham Avinu (nuestro padre). Mucho antes de que pueda ser consciente, su madre y padre lo traen a este pacto a través de la circuncisión.
El Brit (Pacto) debe ser hecho por un Mohel (quien ejecuta la circuncisión) experto y temeroso del Di-s. Unos días después del nacimiento, el Mohel revisa al bebé para asegurarse de que todo está bien para la circuncisión. Idealmente se realiza el Brit el octavo día de vida, durante el día. Si la salud del bebé así lo requiere, se pospone para otro día.
Si el niño nació en Shabat, el Brit puede hacerse al Shabat siguiente, pero si tuvo que posponerse, no se planea para hacerlo en Shabat.
Si por alguna razón no se hizo el Brit a los ocho días, puede hacerse después, aún siendo adulto, con un Mohel apropiadamente entrenado y con anestesia local.
La ceremonia es un momento de alegría. Se acostumbra no invitar a las personas sino solamente notificarlas, porque en cada Brit participa el profeta Eliahu y es una falta de respeto hacia él si uno es invitado y no asiste.
Se dice una bendición, se realiza la circuncisión y luego se coloca un nombre al bebé. Después se ofrece una comida festiva.