Parte del trabajo de rabino consiste en conversar con las personas, escuchar sus dificultades y aconsejarlos según la opinión de la Torá sobre el asunto particular que los oprime. Porque existe algo llamado daat Torá - la opinión de la Torá. Por supuesto, para llegar al nivel espiritual que requiere conocer qué diría la Torá en cada situación se requiere una vida entera de estudio, pero de eso se trata el ser rabino (y además se necesita mucha ayuda de Di-s para decir lo correcto en el momento correcto).
En los asuntos relacionados directamente con la halajá - ley judía, como ser las leyes de Shabat, Cashrut, Tefilá y demás Mitzvot, se puede entender que las personas busquen conocer qué dice la Torá, ya que ella misma es la que define cada uno de esos conceptos. Sin embargo, también en los asuntos que, aparentemente, van más allá de la Torá, como las relaciones interpersonales, o las características mismas de cada persona, la Torá tiene un mensaje, y muy actual y certero. Esto es así porque, cuentan nuestros sabios, Di-s observó la Torá y creó el mundo, lo que significa que todos los aspectos de la vida cotidiana se encuentran codificados y especificados en la Torá.
Ultimamente me vi envuelto en conversaciones donde el eje de la problemática es la mentira. Por eso me pareció apropiado explicar cuál es el daat Torá al respecto.
Dice la Torá (Shmot 23:7) "Aléjate de la mentira". Está claro. Pero nuestros sabios cuentan en el Midrash una historia que materializa muy claramente las consecuencias de la mentira. La historia se explica a sí misma. La única cuestión es aplicarla y saber que Di-s da a cada persona la capacidad de vivir según los estándares que El exige, es decir, nadie puede decir: "comer casher es imposible para mi". Junto con el mandato Divino, Di-s nos da la fuerza para cumplirlo. He aquí la historia:
Cuando Di-s le dijo a Noaj que tome un par de cada una de las criaturas vidas de la Tierra al Arca, la Mentira también quiso entrar, pero fue detenida porque no tenía par. En búsqueda de una pareja, se encontró con la Tragedia y le preguntó si quería acompañarla en el Arca.
"¿Qué me vas a dar a cambio?", preguntó la Tragedia.
"Todas mis ganancias", prometió la Mentira. Y la Tragedia estuvo de acuerdo.
Luego del Diluvio, cuando salieron del Arca, la Mentira fue buscando sus réditos, pero todos eran llevados por la Tragedia.
"¿Dónde están mis ganancias?", se quejó la Mentira.
La Tragedia respondió: "¿Acaso no hicimos un trato?", a lo que la Mentira no tuvo nada que decir.
Todo lo que gana la mentira, se lo lleva la tragedia.