Estos días hubo una escalada de violencia en nuestra Tierra, por encima de los niveles (lamentablemente) normales. A raíz de esto los encargados de la seguridad de las diferentes instituciones judías a lo largo del mundo están recomendando aumentar en las medidas de prevención y seguridad en general.
Estas son medidas importantes y necesarias. Si bien en todos los asuntos de la vida debemos apoyarnos en Di-s, esto no significa que debamos quedarnos de brazos cruzados. Di-s nos bendice en todo lo que hacemos, lo que implica que debemos hacer algo. Está prohibido confiar en que Di-s hará milagros con nosotros, o sea, realizar acciones que se basen en un milagro Divino, por lo que debemos actuar, dentro de las posibilidades que la naturaleza del mundo nos permite y el resto, dejarlo en manos de Di-s.
Sin embargo, es fundamental entender que la respuesta judía a la oscuridad, es la luz. Y la luz judía, por así decir, es la luz de la Torá y las Mitzvot, como dice el versículo (Mishlei 6:23): “Porque la Mitzvá es una vela, y la Torá luz”.
El pueblo judío es como un gran cuerpo, hay una conexión espiritual muy profunda entre cada iehudí. En adición a esto, el bienestar espiritual conlleva una mejoría material, por lo que, en conclusión, si uno quiere ayudar a la situación de nuestros hermanos en la Tierra Santa, debe incrementar en su propio bienestar espiritual (que es, al fin y al cabo, el bienestar espiritual del pueblo judío entero) para que esa mejora se exprese en el mundo material, en seguridad y bienestar general para todo el pueblo judío, sea donde fuere que estén.
En otros casos de guerras en la Tierra de Israel y en situaciones de peligro, el Rebe de Lubavitch nos enseñó que incrementando en ciertas Mitzvot, incrementamos, como mencionado, en la seguridad de nuestros hermanos. Algunos ejemplos son incrementar en el estudio de Torá, en la plegaria, en actos de Tzedaká (caridad), en colocarse Tefilín y colocar Mezuzot en las puertas de las casas.
Cada una de estas Mitzvot tiene un contenido especial en relación a la seguridad, por lo que, como mencionado, la forma judía de responder al mal es con el bien, cada uno en su lugar y según su capacidad.