Nos acercamos a una fecha muy especial en el calendario judío: Lag BaOmer (el 33 de la cuenta del Omer, que cae este domingo). Tradicionalmente se lo conoce como un día de mucha alegría y se hacen reuniones en todo el mundo para festejarlo.
Uno de los protagonistas principales de la historia de Lag BaOmer es Rabí Akiva (aprox. 50 e.c.-135 e.c.). Nos cuentan nuestros sabios que cuando Rabí Akiva comenzó a estudiar, no sabía si tendría éxito o no y era extremadamente pobre. Su motivación hacia el estudio, a pesar de ser un analfabeto hasta los 40 años, fue que vio una gota de agua cayendo sobre una piedra y haciendo un hueco en la misma. El pensó, si una pequeña gota de agua puede, con el tiempo y la constancia, hacer un hueco en una dura piedra, de la misma forma, a través del esfuerzo, puedo estudiar Torá y ser exitoso en comprenderla. Y así fue, Rabí Akiva se volvió uno de los más grandes sabios de su época.
Su historia es una enseñanza viva para todas las generaciones de estudiantes: más allá de la edad en la que la persona comience a transitar el camino del estudio de Torá, siempre es posible llegar a ser exitoso. La única condición es el esfuerzo y la voluntad genuina de entender lo que la Torá plantea y nos enseña.
De hecho, es interesante plantear la conexión de esta historia con la sección que se lee esta semana en la Torá, Bejukotái - en Mis reglas. El texto dice (Vaikrá 26:3-4): "Si en Mis reglas andarán, y Mis preceptos cuidarán y las harán; Y les daré su lluvia en su momento, y la tierra dará su producto y el árbol del campo dará su fruto". Los comentaristas se preguntan qué significa "andar" en los preceptos de Di-s, ya que no se trata de la observancia de las Mitzvot, porque el versículo dice "y Mis preceptos cuidarán". Rashi explica que "andar" en los preceptos de Di-s, significa esforzarse en el estudio de Torá.
Y eso es precisamente lo que hizo Rabí Akiva y lo que todos pueden hacer, en todas las generaciones, en todos los lugares de la tierra y bajo cualquier circunstancia de vida.