Generalmente no se piensa en la cocina como un lugar santo. Sin embargo, el comer, cuando es realizado con la intención adecuada, es un acto santo que involucra a todos los utensilios de la cocina como instrumentos divinos. Esto explica por qué deben ser inmersos en una Mikve, un baño ritual, antes de ser usados.
Todos los utensilios que entran en contacto con la comida o bebida, deben ser sumergidos. Incluyendo coladores, vasos y los cortantes de un procesador. Si no entra en contacto con comida preparada (como una moledora de carne o recipiente para amasar), se sumergen sin decir bendición.
Los utensilios a ser sumergidos son aquellos hechos de metal y vidrio. Los de madera, piedra, papel, hueso, cerámica, plástico o descartables no necesitan ser sumergidos.
Esto se refiere a utensilios nuevos, aquellos que ya fueron usados con comida no casher deben pasar primero por un proceso de casherización.
Antes de sumergirlos se deben quitar todas las etiquetas y demás cosas que impidan que el agua llegue a alguna parte del utensilio. Primero se recita la bendición y luego se sumerge de manera tal que el agua de la Mikve llegue a todo el utensilio a la misma vez.