En la parashá de esta semana (Ki Tavó, cuando vengas) aparece una serie de maldiciones que ocurrirían al pueblo judío de no observar la Torá (que ya se cumplieron en la destrucción del Primer Templo) y luego Moshe establece un pacto con el pueblo judío a un paso de ingresar en la Tierra de Israel. Luego de ese pacto, Moshe dice (Devarím 29:1): “Ustedes vieron todo lo que hizo Di-s frente a sus ojos […] las grandes maravillas […] las grandes señales y milagros”, y luego agrega “Y Di-s no les dio un corazón para comprender, ojos para ver y oídos para escuchar hasta este día”.
Ahora bien: ¿Acaso el pueblo judío no reconocía los milagros de Di-s hasta ese momento? La Torá misma relata, justo después de la salida de Egipto cómo el pueblo judío agradeció a Di-s por los milagros y ¡hasta cantaron una canción en el Mar de Juncos!
Rashi, el principal comentarista de la Torá, explica sobre este último versículo que Moshe dice que el pueblo, hasta ese momento, no había podido “reconocer las bondades de Di-s y apegarse a El”. De acuerdo a su opinión, Moshe no se refería a los milagros de Egipto ni la apertura del mar, sino a las “bondades de Di-s” que detalla en los versículos subsiguientes: “Los dirigí cuarenta años por el desierto, no se gastaron sus ropas […], no se gastaron sus zapatos […], conquistamos las tierras de Sijón y Og” y demás.
Un milagro es un evento excepcional, fuera de los límites de la naturaleza. Cuando ocurre un milagro, genera excitación y un despertar en la persona muy fuerte. Por eso no sorprende que el pueblo judío haya reconocido los milagros de la salida de Egipto, y hasta cantado en agradecimiento. Sin embargo, aquí Moshe está hablando de los milagros cotidianos de los cuarenta años de viaje por el desierto que no se sentían como milagros, ya que estaban acostumbrados a verlos y eran parte de la vida natural. Por eso Moshe dice “Di-s no les dio un corazón para comprender”, como explica Rashi, “reconocer las bondades de Di-s”, las bondades cotidianas.
Más aún, Rashi agrega que esas bondades divinas no llevaron al pueblo a “apegarse a El”. En esto consiste la diferencia entre milagros y bondades: los milagros despiertan temor, fe, mientras que las bondades despiertan cercanía. Si el pueblo judío hubiese reconocido las bondades de Di-s, automáticamente hubiesen sentido cercanía a El. Como no la tenían, Moshe les dice “Di-s no les dio un corazón para comprender”, o sea, aún deben trabajar consigo mismos para reconocer cómo Di-s constantemente los está cuidando y guiando.
Estas palabras de Moshe eran una preparación hacia el ingreso en la Tierra de Israel. Si durante los años en el desierto, cuando todas las necesidades de la gente eran suplidas en forma milagrosa directamente por Di-s y aún así no lo reconocieron, cuanto más aún cuando ingresen en la Tierra, cuando todo se dirigiría según las reglas de la naturaleza...
La enseñanza para nosotros es clara: la vida misma que vivimos es bondad de Di-s. Aún los momentos duros y difíciles son bondades ocultas que, por ser tan elevadas, se revelan en este mundo como dificultades. El trabajo del hombre es aprender a reconocer las bondades de Di-s y “apegarse a El”.
Gracias por darnos pan para el camino, en éste desierto. Él siga usandolo en el camino de la sabiduría. Amén.