No somos judíos por elección. No somos circuncidados por elección, nos lo hacen antes de que nos puedan preguntar. Tampoco nos preguntaron si queremos estar obligados en todas esas Mitvzot desde el Monte Sinaí. Aún aquello o aquella que se une a nosotros lo hace porque algo interno lo impulsa a hacerlo.
Si fuésemos judíos porque nuestra mente y corazón nos dijesen que lo fuéramos, entonces nuestro judaísmo nos llevaría tan lejos como nuestra mente y nuestro corazón pueden conocer. Pero no somos. Entonces, nuestro viaje es sobre las alas de las águilas y nuestro destino está más allá de las estrellas.