La más brillante de las filosofías humanas se comporta como una mariposa elidiendo la red de la realidad, como un ave yendo hacia arriba en vuelo, siempre evadiendo lo práctico de la vida.
Un pensamiento de Torá, sin embargo, se asienta arriba de tu cabeza como una reserva de aguas vivas. Por más etéreo que pueda ser, necesita sólo una pequeña abertura para quebrar su dique y verter su agua.
Cualquier sección de Torá que estudies, cualquier cosa que sepas, haz algo con ello. Hazlo real.