En la sección de esta semana, Shlaj (envía) la Torá nos relata (entre otros asuntos) sobre la Mitzvá de Jalá. Cuando una persona prepara una masa con una determinada cantidad de harina de alguno de los cinco granos (trigo, cebada, centeno, avena, espelto), debe separar una porción que, en los tiempos del Templo, era entregada a los Cohaním (sacerdotes). Hoy en día, aunque no tenemos Templo, también separamos una pequeña porción que posteriormente quemamos.

Cada asunto en la vida puede verse desde diferentes perspectivas y, como decía el Baal Shem Tov, de todo lo que uno escucha o ve debe aprender alguna enseñanza en su servicio a Di-s. Cuanto más aún de un precepto de la Torá, cuyo asunto es ser horaá - enseñanza - de vida, que los preceptos pueden y deben entenderse en diferentes niveles.

El nivel más básico es de la observancia, donde hay una Voluntad Divina (independiente del "por qué" de esa voluntad) que baja hacia el hombre como un mandato práctico: cuando prepares una masa, separa una porción para el Cohen.

Luego están los razonamientos, en donde encontramos tres niveles generales: 1) un razonamiento oculto, sólo conocido por Di-s, 2) un razonamiento revelado por Di-s en Su Torá, y 3) un razonamiento deducido o "encontrado" y revelado por el hombre.

Es importante tener en cuenta que nunca podremos llegar a la profundidad del pensamiento Divino por el simple hecho de ser criaturas limitadas y El ser el Creador Infinito, lo que nos lleva, paradógicamente, a entender que no podremos entender a Di-s... aún los razonamientos revelados por Di-s no son la verdadera razón detrás de la Mitzvá, sino que son sólo una ínfima porción comprensible de algo que supera totalmente al ser humano.

Con esto en mente, un simple análisis de la Miztvá de Jalá nos lleva a pensar que dado que los Cohaním no poseían tierras propias y pasaban gran parte de su tiempo sirviendo en el Templo u otros trabajos específicos del servicio a Di-s, no tenían ni producto del campo propio ni dinero para adquirir los productos ajenos, entonces, la Torá manda a quien prepara una masa a dar de la misma una porción al Cohen para que tenga de qué alimentarse (además de otras donaciones, como Trumá, Reshit haGuez, etc.)

Sin embargo, un análisis más profundo nos revela una enseñanza práctica aún para quien no está preparando una masa. En versículo de donde aprendemos esta Mitzvá dice (Bamidbar 15:21) "Del comienzo de sus masas donen para Di-s, una donación por [todas las] generaciones". Masas en hebreo está escrito arisotejém, que puede traducirse también como derivado de la palabra arisá - cuna o cama. Según la nueva lectura, el versículo nos estaría diciendo "Del comienzo de sus camas", es decir, en cuanto se levanten de la cama cada mañana, "donen para Di-s, una donación por [todas las] generaciones"

La Mitzvá de Jalá nos enseña que debemos dedicar los primeros y mejores momentos del día a Di-s, donárselos, por así decir, a El.

Cada uno debe separar un momento al comienzo del día para agradecer a Di-s por el hecho mismo de estar con vida, para enfocarse en cuál debe ser el trabajo espiritual del día, es decir, qué debe ser logrado ese día y cómo debe ser llenado de santidad. Si no, ¿cómo sabemos que nuestro día no estuvo desperdiciado?

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