El habla es poderoso. Habla mal sobre alguien y expondrás toda la fealdad en él, en ti mismo y en quienquiera que esté prestándote atención. Una vez expuesta, la herida empieza a infectarse y todos son dañados.
Habla bien sobre la misma persona y su bien interno, el tuyo y el de todos los que participan, comenzará a brillar.