Cada negocio es el oficio de un sastre: hacer ropas para las bendiciones que vienen en tu camino.
No puedes alterar el tamaño de tus bendiciones poniéndolas en ropas mayores, por el contrario, ropas más grandes sólo entorpecen...
Pero tampoco sirven ropas muy chicas, es decir, debes salir a trabajar en el mundo real.
Porque ese es todo el propósito: que los milagros y las bendiciones no vengan al mundo desnudas, sino que estén investidas en el mundo natural. Y nosotros somos los sastres.
shalom . para dar a conocer la grandeza de HASHEM.