Hay cosas que son importantes para nosotros, entonces hablamos sobre ellas.
Hay cosas que son tan importantes para nosotros que las palabras fluyen en una explosión de emoción, palabras ricas, expresivas y vibrantes.
Y hay cosas que nos sacuden hasta la esencia misma. Cosas que no se importan con el permiso de la mente o por las palabras apropiadas, porque la mente no puede captarlas y las palabras más especiales no pueden contenerlas. Cosas que sólo pueden salir en un grito, y luego silencio.
Ese el el sonido del Shofar: la esencia misma del alma llorando, "¡Padre, Padre!"