Nunca nos acostumbramos a Egipto. Nunca sentimos que pertenecíamos ahí. Nunca dijimos: “Ellos son los señores y nosotros los esclavos, y así debe ser”. Entonces, cuando Moshe vino y nos dijo que nos íbamos a ir, le creímos.

Cada uno tiene su Egipto. Debes conocer quién eres y cuáles son tus limitaciones. Pero, Di-s libre y guarde, nunca hagas la paz con ellas. El alma dentro tuyo no conoce límites.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

5 + 18 =

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.