No solamente no hay conflicto entre tu trabajo y tu tiempo de estudio, meditación y plegaria, por el contrario, se complementan mutuamente:
Cuando comienzas tu día conectándote a la Torá, el día brilla y todas sus partes funcionan en sincronía.
Y cuando trabajas con honestidad, llevando la inspiración de la mañana en tu corazón, tu trabajo mismo despliega la Torá frente a tus propios ojos.