Esta semana leemos en la Torá sobre cómo Eliézer, el sirviente de Avraham, va a buscar a Rivká, la hija de Najor, para casarla con Itzjak, hijo de Avraham.
Nuestros sabios aplican a Rivka un versículo del Cantar de los Cantares: "Como una rosa entre las espinas, así es mi querida entre las hijas", donde la idea es que Rivka era una santa (la rosa) entre personas de mala fe (las espinas), y Eliézer la rescató para llevarla hacia Itzjak justo antes de ser afectada por su familia.
Las enseñanzas de la Torá son eternas de manera de que no se refiere sólo a cuentos e historias, sino a instrucciones de vida actuales y prácticas.
Así como Eliézer tuvo que retirar una rosa (Rivka) de entre las espinas, de la misma manera es la tarea de los padres "retirar" a sus hijos de entre las espinas de la sociedad que constantemente atenta contra la pureza natural del corazón de los niños.
Todos los niños en general son como las rosas, suaves, puros, delicados. Tienen una fe en Di-s natural, que forma parte integral de su ser. Es la responsabilidad de los padres salvaguardar esa belleza, asegurando para sus hijos la mejor educación judía, tanto fuera de la casa como dentro de la casa, una educación basada en el ejemplo y el amor al prójimo. De no ser así, es muy probable que las espinas terminen afectando a la rosa.