A lo largo de los años, con el avance de la tecnología y la expansión de las poblaciones, el hombre se vio forzado a desarrollar mecanismos para mantener ciertas cuestiones bajo control.
Parte de estos mecanismos son las supervisiones de cashrut. Antiguamente, cuando las personas vivían la mayor parte de su vida en un mismo lugar, todos se conocían mutuamente. Todos sabían quién era el carnicero, todos conocían al panadero y confiaban en sus estándares de cashrut. Por eso, no era necesario que dichas personas tengan un certificado de supervisión.
Con el pasar del tiempo y el comienzo de la producción en masa de alimentos, este conocimiento y confianza dejó de ser tan claro, por lo que la gente se vio en la necesidad de crear equipos de rabinos especializados que revisen y certifiquen que los alimentos elaborados cumplen con las normas de cashrut.
Hoy en día, a lo largo del mundo existen cientos de dichos equipos, con diferentes nombres y escuelas, es decir, con diferentes estándares y costumbres al respecto de qué es casher y qué no.
Por eso, cuando se trata de comprar un determinado alimento, uno debe buscar el sello de la supervisión rabínica o debe conocer la "lista" de alimentos que esa supervisión aprueba.
Ejemplo de apellidos de rabinos que llevan adelante esta tarea en Argentina son: Feigelstock, Openheimer, Ekstein, Sofer, Chehebar y Yabra.