"Los atarás como señal sobre tu mano, y serán un recuerdo entre tus ojos" (Devarím 6:8).

Tienes un cerebro. Está en un mundo. Tu corazón está en otro. Y tus manos generalmente terminan envueltas en algo totalmente diferente a ambos. Tres máquinas diferentes.

Entonces, te colocas Tefilín. Casi lo primero del día, conectas tu cabeza, tu corazón y tus manos con esos "cables" de cuero, para que todos trabajen en armonía, con una misma intención, como preparación para enfrentar el mundo.

Los Tefilín son un par de cajas de cuero negras que contienen pergaminos. Una de las cajas es para la cabeza, la otra para el brazo. Cada una tiene tres componentes básicos: los pergaminos, la caja y las tiras. Los pergaminos son insertados dentro de las cajas que son pintadas de negro.

Se colocan en la cabeza y frente al corazón, una vez en el día, preferentemente durante la plegaria de la mañana, mientras se recita el "Shemá Israel". Lo hacen los hombres a partir de los 13 años, todos los días, excepto Shabat y Iom Tov.

Esto es lo que debes pensar mientras te colocas los Tefilín: el Santo, bendito sea, nos ordenó escribir en el pergamino que contienen los Tefilín los cuatro pasajes bíblicos en que se menciona Su Unicidad y el Exodo de Egipto, a fin de que recordemos los milagros y las maravillas que El realizó para con nosotros. Estos indican Su Unicidad y demuestran que El posee poder y dominio sobre los que están en lo alto y en lo bajo, para hacer con ellos a voluntad Suya. Y El nos ha ordenado poner los Tefilín sobre el brazo del lado del corazón, y en la cabeza sobre el cerebro, para que sometamos nuestra alma, que está en el cerebro, así como los deseos y pensamientos de nuestro corazón, a Su servicio. Así pues, con ponerse los Tefilín, tendrá presente al Creador y restringirá sus placeres.

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